-Puedes hacerlo -susurró Carmen mirando su reflejo en el espejo de su habitación- Es sólo un día más de escuela, lo has hecho muchas veces.
Terminó de ponerse el brillo labial para después coger su bolso que reposaba en su tocador.
Miró el espejo frente a ella por última vez y sonrió -Perfecta, como siempre- murmuró antes de salir de su cuarto.
Bajó a la cocina dónde la esperaba Lucy, la ama de llaves, con el desayuno listo sobre la mesa de mármol. Carmen le sonrió dulcemente a Lucy para agradecerle por la comida que le había preparado.
Eran sólo Lucy y ella. Y cuando llegaba la noche, sólo ella. Sus padres estaban de viaje de negocios.
"¿Crees que puedas cuidarte sola? Las calles pueden ser muy peligrosas para ti" había dicho su madre antes de irse
"No tienes que preocuparte por mí, estaré bien" le respondió Carmen. Ella había reído en su interior al escuchar esas palabras.
"Las calles pueden ser muy peligrosas para ti"
O tal vez ella era muy peligrosa para las calles.
***
"Ahí está" anunció un chico castaño cuando la vio caminar por los pasillos de la escuela.
Inmediatamente todas las miradas se posaron sobre ella.
¿Y cómo no? Ella era Carmen BerryCloth, la chica encantadora, la chica de la sonrisa hermosa, la chica de los hermosos ojos azules, la chica de los sueños de cualquier persona.
"Hey, Carmen" saludó un chico rubio. Carmen le sonrió encantadoramente, éste pareció estar a punto de desmayarse en su sitio. El camino de Carmen estaba lleno de sonrisas, halagos, coqueteos y no podían faltar algunas miradas envidiosas de las chicas que deseaban tener lo que ella tenía.
Carmen, y sus dos amigas: Patrice y Chloe, eran las reinas del instituto.
Pero siempre existe la reina de reinas, y esa, por supuesto, era Carmen.
Narra Carmen:
Odiaba caminar por aquí, odiaba la escuela, odiaba a todas las personas aquí. Me odiaba a mi misma.
Seguí con mi rutina de la mañana. Caminar triunfalmente con Chloe y Patrice, sonreír a cualquier persona que me hable y finalmente entrar a mi primera clase.
Siempre fue así, siempre lo será, nada ha cambiado y lamentablemente nunca va a cambiar.
Estaba cansada de vivir así. Estaba aburrida de ser yo. Durante todo el día soy sólo Carmen BerryCloth, la chica superficial y que parece tenerlo todo. Estoy cansada de que me traten así, cansada de los falsos amigos, cansada de las rutinas. Sólo espero que llegue la noche.
En la noche ya no soy Carmen BerryCloth, soy otra persona, soy Vivian Darkbloom. Si, como el anagrama de Vladimir Nabokov, el escritor de mi libro favorito: Lolita.
Vivian Darkbloom. Completamente diferente a mi nombre legal, completamente diferente a Carmen.
Carmen odia a las chicas como Vivian y Vivian odia a las chicas como Carmen. Pero dicen que cuando alguien odia algo de otra persona, es porque ese alguien posee esa cualidad y por eso se odia a si mismo. Raro, ¿no? Pero a la vez cierto.