-Y entonces así se reproducen los virus -dijo el profesor Woodhouse de biología acomodándose las gafas.
Miré el reloj impaciente. No me gustaba para nada biología, prefería historia. Al menos es más interesante que disecar seres vivos.
Seis minutos y seré libre.
Taché un palito más de mi cuaderno, ya había tachado unos cuarenta y estaba comenzando a desesperarme.
Si, siempre llevaba la cuenta de los minutos en clase, no me pueden culpar, cualquiera estaría arrancándose los ojos en mi lugar, este profesor es malditamente aburrido.-Bien, quería aprovechar este espacio de la clase para felicitar a una alumna que ha destacado en el examen de la semana pasada, obteniendo un puntaje de noventa y ocho de cien.
-¿Noventa y ocho? Eso es imposible Leonard, nadie pasó de setenta aquí, ni siquiera Astrid, y ella es la mejor de la clase -intervino un chico moreno llamando por su nombre al profesor Woodhouse- Ese examen estaba jodidamente difícil.
-Pues es posible señor Blackdale, y le recomiendo mejorar su vocabulario y conducta si no quiere que le baje diez puntos a su patética nota de treinta.
Escuché risas y murmullos provenientes de todas partes del salón. Sonreí y seguí masticando mi goma de mascar de cereza mientras el chico moreno de nombre Carlo se acomodaba avergonzado en su asiento.
-Como decía -Woodhouse se aclaró la garganta- Quiero felicitar a la señorita BerryCloth por la excelente nota que obtuvo en la prueba -sonreí orgullosa y al instante las risas y murmullos anteriores se convirtieron en aplausos y felicitaciones para mi. Todos aplaudían y sonreían. Excepto un chico sentado a mi derecha, una fila más atrás que yo. Tenía el cabello castaño y los ojos verdes, sólo se dedicaba a sonreír burlonamente y mirar hacia la ventana.
¿Por qué no aplaudía y me felicitaba como todos?
Bien, eso sonó muy egocéntrico.
Pero soy yo, supongo que no hay nada que hacer.
***
El timbre sonó anunciando el fin de las clases por hoy. Tomé mi bolso y me levanté de la silla saliendo rápidamente del salón. Caminé por el pasillo despreocupadamente sintiendo la mirada de todos sobre mi. Paré en seco al oír a alguien llamarme por mi nombre.
-Carmen, hola -saludó una chica morena y bajita llegando hasta mi lugar. Llevaba anteojos y cargaba una mochila que se veía bastante pesada- Sólo...Sólo quería...desearte un buen día -se aclaró la garganta y luego negó con la cabeza- Perdóname, soy muy estúpida, lamento haberte interrumpido...
-No te preocupes -respondí sonriendo forzadamente- Ahora si me disculpas, tengo cosas que hacer...
-Claro, no importa -sonrió de vuelta- Debes tener una agenda muy ocupada, siempre algo que hacer...Me gustaría ser como tú
Reí irónicamente -Créeme, no quisieras ser como yo -murmuré al parecer lo suficientemente alto para que me escuchara.
Abrió los ojos más de lo normal.
-¿Qué dijiste?
-Olvídalo -respondí- Fue un placer, pero debo irme, adiós.
-Adiós Carmen, te veo luego -sonrió tontamente y se alejó de mi.
Suspiré y me giré sobre mis talones para salir de una vez de esta escuela. Pero cuando empecé a caminar me choqué con alguien y caí al piso botando mis libros y todo el contenido que traía mi bolso.
Esto no puede estar pasándome a mi.
-Mierda -dije desde el piso y me paré rápidamente- ¿Acaso no miras por dónde caminas, idiota? -grité al ver al chico que provocó mi caída. Oh, era el chico de la clase de biología. El de ojos verdes.
Creo que el mundo conspira contra mi persona.
-¿Disculpa? Tú te cruzaste en el camino -habló él sonriendo de una manera extraña. Yo abrí la boca indignada- ¿Qué? ¿Nunca habías conocido a alguien que haga algo más que lamerte las botas? -dijo con la cabeza ladeada.
Rió y se agachó para recoger mis cosas. Yo hice lo mismo guardando todo en mi bolso lo más rápido que podía.
-Eres un completo idiota -dije pronunciando bien cada palabra con odio- Te aseguro que no sabes con quien te estás metiendo...¿Y que estás haciendo? ¡Deja mis cosas!
-Niña, no pienses que recojo tus cosas sólo porque eres tú, algunos lo llaman amabilidad -levantó las cejas- Al menos esperaba un gracias -resoplé y guardé mis libros tirándolos con furia dentro de mi bolso- Hey parece que alguien tiene una doble vida ¿eh? -levanté la mirada y lo vi agitando mi identificación falsa enfrente mío- ¿Vivian Darkbloom? ¿En serio? Alguien se meterá en problemas con Nabokov* -canturreó- Te sugiero cambiarlo, te van a descubrir.
-Dame eso -dije quitándole la tarjeta de las manos- No es nada que deba importarte -la guardé en mi bolso y me levanté del piso. Él hizo lo mismo. Le di una rápida mirada y giré sobre mis talones caminando hacia la salida.
Rió -¡Vivian! ¿Y mis gracias? -lo escuché decir detrás de mi.
Apreté los dientes y me giré hacia él- Vete al diablo -finalicé saliendo de la escuela haciendo resonar mis tacones sobre el piso como la perra que se supone que soy.
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*Vladimir Nabokov: Escritor del libro Lolita cuyo anagrama es Vivian Darkbloom.