CAPITULO XI "La Tercera Rueda"

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Un dolor taladrante me despertó, había llorado toda la noche en el hombro de Michael, desde que me recogió en el departamento hasta que me trajo a su casa y caí exhausta.

No tuve el valor de permitir que Jess me viera en ese estado, lo último que deseaba era ponerla en una situación incómoda, si se enteraba como se comportó Benedict iría directamente a partirle su cara (o al menos aventarle una maceta) y jamás me perdonaría que Thomas interviniera, destruyendo su amistad.

-Buenos días.- Michael se asomó por la puerta.

-Buenos días.- Hice mi mejor esfuerzo por parecer un ser humano en lugar de un zombie destrozado.

-Te traje el desayuno, debes estar hambrienta.-

Mi estómago hizo un gruñido desesperado.

-Vaya que sí -le di un mordisco al pan tostado- no tengo manera de agradecerte todo lo que hiciste por mi.-

Michael se sentó a mi lado.

-No tienes nada que agradecer -dudó- mis sentimientos han quedado claros en el pasado, entiendo que este no es el momento de hablar sobre eso, pero necesito que entiendas que todo lo que he hecho no lo haría por nadie más.- Finalizó sosteniendo mis manos.

-Michael, en estos momentos estoy muy vulnerable, soy capaz de decir sí a lo que sea que me pidas. Soy conciente de tus sentimientos, entré en un conflicto emocional el dia que te conocí en la convención, pero estaba con Benedict...-La voz se me quebró.

-Ese bastardo me escuchará.-

-No por favor, ya no quiero más escandalos.-

-Solo un cobarde actuaría así.- Masculló.

Lo miré herida.

-Lo siento -sonrió- le pedí a mi ama de llaves que te comprara un cambio de ropa.- Me entregó una bolsa de una marca muy costosa.

-No tenias que molestarte...

-Queria hacerlo.- Me interrumpió.

-Gracias, por todo Fassy.-

Se levantó y me dio un beso en la mejilla.

-Por cierto, Jess te marcó pero no sabia que decir, solo le comenté que seguimos en mi casa y me pidió que le devolvieras la llamada.-

-Ahorita le marco.-

-Te espero abajo.-

Asentí.

Entré al baño para ver que tan graves eran los daños. Los ojos un poco hinchados y rojizos asi como mi nariz, pero fuera de eso lo demas estaba normal.

-Me he visto peor.- Me dije a mi misma.

Saqué el contenido de la bolsa. Un cepillo de dientes, una muda de ropa interior (se me cayó la cara de vergüenza al imaginarme a la ama de llaves comprando calzones para mí) unos shorts negros de vestir y una playera cuello v negra.

Miré por la ventana. El cielo estaba azul, libre de nubes y despejado, tan en contraste a como me encontraba por dentro.

Saqué de mi bolso polvo y máscara desechando la posibilidad de usar labial, me amarré el cabello en una coleta y baje al encuentro con mi salvador.

-Te ves bonita con shorts.- Dijo al verme.

-Gracias, si el clima de aquí fuera piadoso no me verias usar pantalones nunca.-

-Tal vez si vamos a México pueda disfrutar más de esta vision.-

-Basta de adulaciones Sr. Fassbender, no es propio de un caballero hablar tonterías.-

Cuando la Realidad te AlcanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora