Lizzie tiene todo lo que siempre habia deseado, el trabajo de sus sueños, una mejor amiga y tiene por novio a Benedict Cumberbatch, solo por un detalle...está casado. En este juego llamado vida gana quién tenga el corazón de piedra. The Game is On!
Pensaba para mí mientras veía a mi hija jugar en el patio con los demás niños.
Había entrado por un vaso limpio mientras todos seguían conviviendo afuera, era un perfecto domingo por la mañana y mis seres más queridos, mi hermano del alma con Jess y los niños, los señores Hiddleston, mis melosos padres que no se cansaban de consentir y mimar a sus nietos, los Hemsworth junto con Indie Rose y los gemelos que cada día estaban mas grandes y el eterno soltero Chris Evans que había traído a la misma novia a mas de cinco reuniones seguidas y empezábamos a sospechar que ella era la buena, se habían reunido para la celebración de mi hermoso ángel.
(FLASHBACK)
Sostenía protectoramente el tibio y suave bultito que las enfermeras me habían entregado.
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Lizzie se encontraba durmiendo en la habitación, estaba exhausta y a pesar de no querer descansar los doctores la convencieron usando a Harper como excusa. Ese nombre bastó para que se acostara de inmediato.
En el momento que vi a mi hija me sentí como un ciego mirando al sol por primera vez. Ese encogimiento de corazón que tuve cuando Christopher nació ahora lo estaba experimentando de nuevo, solo que las cosas eran diferentes, no había matrimonios por conveniencia ni chantajes de por medio solo el amor de mi vida y una promesa eterna.
Harper era la combinación mas perfecta que podía existir. Agradecía a la vida que mi hija tuviera mas parecido con su madre que conmigo. Tenía las pestañas largas y tupidas, el rostro ovalado y las mejillas mas hermosas y redondas que hubiera visto jamás.
Aunque debía admitir que yo le había heredado la forma de los labios y su rubio cabello ondulado lo cual la hacían aún más adorable.
Un deseo incomprensible me hacia querer esconderla en mi pecho para asegurarme que nada la lastimara nunca. Quería hacer todo lo posible para que siempre se sintiera amada y protegida.
-Papi jamás te abandonará muñeca, eres la niña mas hermosa del universo.-Besé su frente.
Comencé a mecerme suavemente y tararear una nana.
-Espero que así la arrulles cuando se despierte en la madrugada.- Dijeron a mi espalda.
-La vas a despertar.- Susurré.
-Lo siento, tenía que pasar a ver a mi ahijada.- Se disculpó.
La acosté en su cuna para poder hablar con Tom.
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