Continuando con entre gordura y lagrimas

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Acaba de pasar el fin de semana de mis 15 años y mis padres están un poco decepcionados porque nadie llego a la fiesta
-Será que estaba mal escrita la dirección del lugar en las invitaciones? se pregunta para si misma mi madre, si debió de haber sido eso se responde para ella igualmente.
Pero la verdad no me importa, estos últimos dos días solo he estado en mi cuarto tratando de no salir de allí porque salir de allí implica comer y comer implica engordar.

Entrar al baño no es muy agradable para mi cada vez que lo hago debo procurar no girar la cabeza hacia la izquierda para no ver el espejo, para no ver la realidad.
Al día siguiente las cosas en la escuela no mejoran
-Que hace la gorda quinceañera? me gritaba una compañera desde el extremo del pasillo
-Que te importa
Le respondo casi gritando mientras escucho la burla de todos al rededor
-100 kilos de grasa asquerosa, 100 kilos de grasa podrida dicen todos al tiempo mientras camino hacia el salón de clase.

Es horrible lo que me dicen pero es mas horrible el poder no ignorarlos.

Pero algo que casi nadie sabe es que me gusta tocar el violonchelo, es un instrumento grande y pesado al igual que yo pero emite un sonido tan bello desde su interior, es un instrumento que nadie lo juzga por su grande apariencia sino por su sonido magistral y ahí estoy encerrada tocando el violonchelo en la sala se musica de la escuela, amando oír como mis lágrimas caen encima de las cuerdas y al empezar a tocar esa combinación es asombrosa
Quien diría que las lágrimas y la musica se llevarían tan bien...

La vida desde los ojos de una gordaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora