La Princesa del Reino Perdido

Capitulo 4: Abraza tu destino.

Disclaimer: Los personajes a utilizar pertenecen a CLAMP.

La historia es de mi autoría.

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia...

Aunque... "las coincidencias no existen, solo existe lo inevitable"

La Princesa del Reino Perdido.

Capitulo 4: Abraza tu destino.

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- Te voy a extrañar mucho - dijo Sakura abrazando fuertemente a su mejor amiga.

- Y yo a ti, eres la única amiga que he tenido Sakura - dijo Tomoyo correspondiendo al abrazo - desearía que pudieras venir conmigo -

- Sí, yo igual - dijo cabizbaja - pero ya sabes mi tío no me permite ir - dijo mirando a Clow enojada - hasta pronto Tomoyo, cuídate mucho por favor - enfoco la mirada en su tío Eriol - ¿vas a cuidarla, verdad? -

- Por supuesto - dijo sonriendole levemente.

- Eriol, yo abrire el portal - dijo Clow.

- Que amable de tú parte, querido hermano mayor -

- No lo hago por ti, llevas a dos miembros de la realeza contigo, además está el hecho de que nadie, además de mi, puede abrir un portal desde este templo -

- Eres fastidioso Clow -

- Sí... me lo dicen muy seguido - dijo Clow con su típica sonrisa, se acerco lenta y tranquilamente al gran cerezo frente a ellos e invoco sus poderes, que sí bien no eran los de la realeza, se acercaban bastante.

Un agujero se abrió en el tronco de dicho árbol, volviendose totalmente negro.

- No se ve como los portales normales - dijo Shaoran.

- Por que este es especial - dijo simplemente - sólo piensen a donde quieren ir y el portal los llevara -

- Eso es bastante conveniente - dijo el castaño - ya que debo volver a Honlong -

- Y nosotros vamos a Nijon - continuo Eriol - como sea, nos vemos Clow -

- Adiós, Eriol -

Sakura abrazo una última vez a Tomoyo y se despidió de los tres hechiceros con una gran sonrisa y deseandoles suerte en su viaje, por último y sin que nadie se diera cuenta, Shaoran le susurro un 'lo siento' a la castaña, sonrrojandola levemente.

En cuanto se fueron, le dedico una mirada furiosa a Clow y se adentro en el templo, el pelinegro recargo su frente en el cerezo y soltó un gran suspiro, el momento había llegado y ya no podía retrasarlo.

Tendría que dejar ir a su pequeña.

-- Nijon -- Portal abierto a las afueras del palacio real --

Tomoyo puso ambas manos en su boca ahogando un grito al ver el estado en el que se encontraba su mundo.

Las colinas a lo lejos ya no tenían ese hermoso tono verde, ahora era reemplazado por un horrible color grisaceo, las relucientes calles del pueblo estaban vacías y con el mismo aspecto grisaceo que las colinas, las casas estaban sumamente descuidadas, busco personas con la mirada pero, seguramente, ya no quedaría nadie en el pueblo.

Lucho por contener las lágrimas en sus ojos y evitar que salieran, era momento de actuar no de llorar se dijo a sí misma, una cálida y fuerte mano se apoyo en su hombro, se giro para encontrar a Eriol brindandole apoyo con ese simple gesto.