CHICA DE VERANO

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QUERIDA MAMÁ:
Ya estoy aquí. Todo ha ido muy bien. La señora Karlsson fue a recibirme a la estación. Es una gran dama. Tengo la impresión de que su marido debe ser director de alguna empresa. Tiene un hijo pequeño, que me pareció muy amable y cariñoso. El coche es un último modelo, y la señora Karlsson llevaba guantes blancos.
Tiene entre cuarenta y cincuenta años, y está algo llenita, pero es terriblemente elegante. Su casa es quizá la más bonita que he visto en mi vida. Hay de todo. Los muebles tienen ese tono viejo marfileño y esa línea elegante que se ve en las revistas. Las personas importantes tienen siempre muebles de esa clase.
La cocina es resplandeciente, y tiene lavaplatos, frigorífico con congelador aparte, y toda clase de aparatos. La señora Karlsson me enseñó el funcionamiento de todo, y ahora estoy al frente de la cocina.
Mi habitación, porque tengo dormitorio para mí sola, es un sueño, con papel color rosa en las paredes y una vista maravillosa sobre el campo. Tengo mi propio aparato de televisión. Ellos tienen un televisor en color, del modelo más grande que se encuentra en el mercado, y también chimenea, y una pequeña tostadora.
La señora Karlsson es muy energética, pero también simpática y amable. En el guardarropa del vestíbulo tiene un abrigo del visón auténtico, y me dijo que su marido traerá el Mercedes. ¡Oh, mamá! Deberías ver su dormitorio. Es todo blanco, incluso la gran alfombra que cubre todo el suelo, tan gruesa y suave que se marcan las pisadas cuando andas por encima. Nunca había visto una cama tan ancha. La cabecera es de madera tallada, con angelitos tocando trompetas. Y, sobre la cama, hay un cuadro de una joven muy hermosa abrazando a un cisne.
Espero que tú estés bien y que puedas descansar como es debido, ahora que todos estamos fuera.
Debo terminar aquí, pues tengo que ayudar a preparar el almuerzo.


Te quiere tu
Evy.

Nota:
El siguiente capítulo esta algo largo, y voy a demorar. Espero comprendan.