A correr

790 37 0
                                    


El profesor se dirigía hacia su biblioteca para guardar algunos pergaminos cuando supo que algo andaba mal al notar su puerta abierta. Entró con cautela para encontrarse son Miráz ojeando uno de sus libros.

-Que impresionante biblioteca, doctor-dijo Miráz.

El profesor ya sabía lo que se le avecinaba, pero trató de disimularlo. Siguió caminando y se dirigió hacia su escritorio-. ¿Hay alguna cosa en particular que desee, mi lord?

-De hecho, creo que encontré lo que estaba buscando...-dijo, mientras se acercaba y estampó una flecha que terminaba en un plumaje rojo- ¡en uno de mis soldados!

El profesor se sacó los pequeños lentes que siempre estaban acomodados en la punta de su nariz y bajó la mirada desde el inicio de la flecha hasta el diseño de una página de un libro antiguo. Eran los cuatro reyes de antaño, los reyes míticos de Narnia, cabalgando en sus corceles por el bosque.

Miráz se sentó en la silla del profesor y acomodó sus pies encima del escritorio.

-El cuerdo de la reina Susan, ¿lo conoces?

-Ehh...dice la leyenda que era mágico-respondió el profesor.

-¿Mágico?

-Los narnianos creían que este llamaría a los reyes y a las reinas de antaño. O al menos, eso decía la superstición

Miráz volvió a levantarse y se acercó al profesor-. ¿Y qué tanto saben Caspian y Melody acerca de esta superstición?

-Mi lord...-dijo el profesor, como si fuera obvia su respuesta-. Usted me prohibió que mencionara las antiguas leyendas.

-Eso hice.

Los soldados de Miráz se escucharon entrar a la habitación

-Le diré una cosa-dijo el profesor, enfrentando a Miráz, ya que nada más le quedaba para perder-. Si Caspian o Melody oyeron sobre la gran magia, mi señor, usted tiene buenas razones para estar nervioso.

Uno de los hombres del consejo bajaba por las escaleras justo cuando se llevaban al amable profesor. Se dirigió al general de Miráz.

-Primero nuestros príncipes... ahora su tutor. Si los miembros de la casa de Miráz no están a salvo, ¿Quién lo está?

-¡Lord Sopespian!-llamó la voz de Miráz.

-No es seguro decir eso, Lord Sopespian-le advirtió el general.

-Nada es seguro en estos tiempos, general. Hay que cuidar nuestras palabras con el mismo cuidado con el que se elije a nuestros amigos-dijo y con esto se dirigió hacia la antigua oficina y biblioteca del profesor, donde se encontraba Miráz.

-¿Cuánto falta para que se termine de construir el puente?

-La construcción continúa sin retrasos.

-Eso no es suficiente-dijo Miráz-. Necesito que mis tropas ya pasen ese río.

-¿Puedo sugerir que contribuya con más hombres? Yo no tengo muchos a mí disposición.

-Es verdad y deberías hacer el favor de nunca olvidarlo-dijo Miráz y se dirigió a su general-. Ve a Beruna. Toma todas las tropas que necesites. Alcanzaremos a Caspian y Melody antes que ellos.

-¿"Ellos", mi lord?-preguntó extrañado Lord Sopespian.

-Quizás debes de estudiar algo de historia- dijo Miráz, indicándole un libro en específico y se retiró del lugar.

Melody IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora