capítulo 2

51 1 0
                                    

Aaron

La alarma sonó haciendo un ruido ensordecedor. Abrí los ojos de golpe y rápidamente me empezaron a arder. Esto se esta empezando a hacer un hábito. Cada vez que sueño con ella despierto hecho casi un zombie.

Apagó la alarma y me quedo sentado unos momentos vacilando, no muy seguro de que hacer. Me levantó de la cama con un bostezo y sacó de la cajonera unos jeans y una camisa de cuadros rojos. Me pongo unos tenis negros que encontré en el suelo, tomó mi teléfono y me colocó los auriculares a todo volumen mientras salgo del cuadro cerrando la puerta con llave.

Bajo las escaleras a toda prisa y entró a la cocina son saludar a mis padres que ya están ahí. Pongo una rebanada de pan en la tostadora y sacó la leche del refrigerador. Mi padre esta en la mesa con el teléfono en una mano y una taza de café en la otra. Mi madre esta en la estufa cocinando unos huevos o algo por el estilo. Ella me voltea a ver y dice algo pero no la escuchó por la música, asiento con la cabeza un par de veces para que se valla, no sé que fué lo que dijo pero sé que no fué un "buenos días". Ella no es de las personas que digan o hagan cosas lindas. La tostada sale y la tomó con cuidado untándole crema de cacahuate. Me tomo la leche de un tragó y salgo de la cocina a la entrada son decir una palabra más.

Con la mano izquierda tomó la mochila y abrobla puerta. Cuando salgo de la casa y veo el teléfono para checar la hora. Apenas son las 7:30 no hay prisa por llegar.

Los siguientes minutos avanso escuchando y con la tostada en la boca la ciudad es enorme pero como no vivo tan lejos del colegio sólo me toma media hora llager caminando. Cuando estoy a cinco minutos de llegar siento un golpe en la parte baja de mi espalda. Volteo y veo a una niña con su mamá detrás de mi.

-Lo siento- veo articulas a la niña que parece que tropezó conmigo.

Sonrió en gesto de amabilidad y esta corre de vuelta a su madre tomándole la mano.

Por alguna razón ver esa niña me recordó a ella. Perfecto, si mi subconsciente no tiene suficiente fastidiándome, mi consiente también lo hace.

Tiene años que no la veo y lo normal sería ya haberla olvidado pero no puedo. La extraño y quiero verla. Ella era la perdona más importante para mí. Supongo que era la única que me soportaba entonces.

Mis recuerdo de ella están grabados en mi como roca tallada, su largo cabello castaño y ondulado, sus frágiles y suaves maños pequeñas. Su blanca piel que hacia que pareciera una muñeca de porceñana. Y sus bellísimos ovos avellana que siempre daban una mirada cálida y llena de amor. Ella que su sonrisa tan inocente y amable iluminaba cada rincón de la habitación. Su dulce y melodiosa voz que se escuchaba como una sinfonía cada frase que decía.

La amaba tanto que incluso podría rozar la demencia. Me pregunto qué habrá sido de ella...

La Quiero A EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora