Capítulo 2

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Las noches se convirtieron en un juego peligroso, en una danza clandestina entre sombras y secretos. Heil, con su mirada penetrante y su habilidad para desentrañar misterios, guiaba nuestras incursiones por los recovecos más oscuros de Peklo. Mientras tanto, la ciudad dormía en la aparente calma de la noche, ajena a la intriga que tejía su destino.

Cada paso que dábamos revelaba capas más profundas de la historia de Peklo, una narrativa que había sido moldeada por las manos ocultas de aquellos que sostenían el poder. Mi lealtad hacia mi padre, el alcalde Queen, se veía desafiada por las verdades incómodas que emergían. En las entrañas de la ciudad, descubríamos pasadizos secretos, archivos prohibidos y registros ocultos que contradecían la narrativa oficial.

Heil y yo nos convertimos en cómplices de la oscuridad, explorando territorios prohibidos mientras la luna proyectaba sombras sobre nuestros rostros inquisitivos. Había una conexión inexplicable entre nosotros, una complicidad que iba más allá de la búsqueda de respuestas. ¿Era Heil un aliado sincero o un manipulador maestro que tejía su propia trama de engaños?

Una noche, mientras revisábamos archivos antiguos en la sala de registros, Heil me detuvo con una mirada seria.

- Milovat, hay algo que debes saber. - su tono era grave, cargado de significado. -Peklo no es lo que parece ser. Hay fuerzas en juego, fuerzas que han mantenido a la ciudad en la oscuridad durante demasiado tiempo.

Su revelación provocó un escalofrío que recorrió mi espalda. ¿Qué secretos más guardaba Peklo? ¿Y cómo encajaba mi padre en este complejo rompecabezas?

- ¿A qué te refieres, Heil? - pregunté, aunque temía la respuesta.

Él se acercó, susurros de conspiración flotando en el aire.

- Peklo es más que un refugio. Es un experimento. Un experimento para controlar la información, para manipular la realidad. Tu padre, el alcalde Queen, es el engranaje principal en esta maquinaria de engaño.

Mis ojos se abrieron con incredulidad. La ciudad que siempre había creído ser nuestro salvador, ¿era en realidad una prisión de mentiras? Mi lealtad se desgarraba mientras intentaba procesar la revelación.

- ¿Cómo puedo creer esto? - cuestioné, sintiendo el peso de la verdad chocar contra mis convicciones.

Heil sostuvo mi mirada con intensidad.

- Milovat, tus propios ojos te mostrarán la verdad. Pero debemos actuar con precaución. Tu padre no dudará en eliminar cualquier amenaza a su dominio, incluso si esa amenaza es su propia hija.

El peligro se cernía sobre nosotros, y la certeza de que nos adentrábamos en aguas traicioneras me llenó de aprensión. Pero la sed de verdad era insaciable, y mi determinación se fortaleció a medida que nos sumergíamos más profundamente en la conspiración que envolvía a Peklo.

Las noches se convirtieron en un juego mortal de gato y ratón. Cada sombra parecía ocultar secretos siniestros, y la línea entre aliados y enemigos se volvía cada vez más borrosa. En la penumbra de los pasillos subterráneos, enfrenté decisiones que desgarraban mi corazón. La lealtad a mi padre chocaba contra el deber de revelar la verdad a los ciudadanos de Peklo.

Heil, con su carisma enigmático, tejía redes de conspiración que se cerraban a nuestro alrededor. Las noches se llenaban de susurros y miradas furtivas, mientras la trama de engaño se desenvolvía como una maraña de hiedra venenosa.

En una de nuestras incursiones, descubrimos una cámara secreta, oculta detrás de muros de mentiras. En su interior, archivos antiguos y registros sellados narraban una historia que iba más allá de nuestra comprensión.

El cuervo: Sombras del desiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora