III: "¿Futuros suegros?"

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Cuarenta minutos después, el mismo señor canoso que se había llevado a Samy, lo trajo con una venda en una de sus patas traseras y totalmente sedado. Me dió unas pastillas, me dijo que se las tenia que dar cada doce horas y que seria más fácil que se la diera envuelta en carne. También me dijo que Samy iba a estar bien, que nada malo le había pasado. Dejé escapar un suspiro de alivio y una leve sonrisa se me dibujó en el rostro al saber que lo iba a seguir teniendo conmigo

El matrimonio le pagó a la chica del mostrador y nos llevó de regreso a casa. En el viaje de vuelta, hablamos un poco, me contaron que se llamaban Gustavo y Clarisa, que tenían un hijo y dos perros, y que si Samy necesitaba algo, que los llame.

Cuando estábamos a punto de llegar, suena el celular de Clarisa
-Hola, ¿Que pasa? - hizo una pausa - ¿No me escuchas cuando te hablo Johan?, dios santo, siempre lo mismo, después hablamos, chau - cortó la llamada.

¿JOHAN? - pensé - ¿será posible que...? Naa, no puede ser, no debe ser él.

Llegamos.

Bajé del auto con mi queridisimo perrito en brazos, me despedí, le di las gracias y me dijeron que cuando quiera los podía visitar, me dieron su número y entré a mi casa.
Le conté todo a mamá, se alivió al saber que todo esta bien. Luego festejamos tomando un poco de té.

Johan - volví a pensar - ¿será mi Johan?


Mi amiga soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora