IV: "El mensaje"

36 2 0
                                    

Sábado por la mañana, me despierto sabiendo que tengo que ir a la maldita psicóloga. Me pongo unos jeans largos, una blusa color beige y unas zapatillas John Foos color rojas.

Bajé a desayunar con mi madre que me hizo unas facturas caseras, porque sabe que odio ir a la psicóloga, y supongo que quiere animarme con eso, acompañadas con un té.
Le di la pastilla a Samy, que no fue nada difícil, y me marché hacia el consultorio.

¿Porque no podía ser el atractivo Johan de 6to año? - pensaba mientras viajaba en el bus

- Hola Stef, ¿Como te ha ido todo? - habló Clara, la psicóloga, mientras me abría la puerta.

Hipocresía, eso veía en ella, no quiere saber lo que me pasa, solo quiere plata, mi plata.

- Pasa y recostate, por favor

-Bien, claro - contesté con bastante frialdad.

- Perfecto, entonces, contame, ¿Porque te sentís sola?

NO ME SIENTO SOLA, LO ESTOY, MALDITA SEA

-No tengo amigos, solo a mi madre y a Samy, mi perro.

- ¿Porqué decís que no tenés amigos?- pregunta muy calmada.

-Porque no los tengo, ni en la escuela, ni en el barrio, ni en ningún lugar - subiendo de tono un poco.

Nunca fui demasiado paciente, no soporto las obviedades. Definitivo. Ésta mujer me cae mal.

-Y ¿Porqué?

No me desperté con el mejor humor del mundo como para seguir soportandola, ¡me perturbaba! - ¿Porqué? Porque la mayoría de la gente me cae mal, y con mucho respeto, usted es una de ellas. Tengo cosas mas importantes que hacer. Gracias. - me levanto y me retiro.

No pienso volver nunca más, de eso estoy segura.
Yo puedo arreglar mis problemas sola. ¿me creen loca... - ¡Clarisa!- dije con un tono de entusiasmo.

No puede ser, no puede ser, no puede ser.

Johan, junto a Clarisa ¡Es su hijo!

- ¿Cómo estas Stefanía?- dijo ella y sonó bastante agradable.

Me quedé petrificada durante algunos segundos

- Ahh, emm, bien, bien ¿y usted? - Dios mio, soné como una completa idiota.

- Cuanto me alegro, yo perfecto. Este es mi hijo Johan, del que te hable el otro día.

-Hola Stefanía - dijo, con una dulce voz, que casi me derrito

- Ho-hola - dije tartamudeando. Sentía que los cachetes se me prendían fuego.

- Si no estas ocupada, podes venir a nuestra casa, cocinaré algo especial - dijo Clarisa, interrumpiendo mis pensamientos.

- ah, esteee, no... Es decir, no puedo, tengo cosas que hacer

- Uhm bueno. Nuestro teléfono se rompió, pero ¿Tenes whatsapp? - dijo con un tono de picardía - Así Johan te pasa su numero y pueden comunicarse desde ahí.

Mierda.

-Si tengo, toma - saque una de mis tarjetas y se la di - estoy un poco ocupada, nos vemos luego.

Me pasé toda la noche mirando el celular, revisando si no había un mensaje suyo. Pero era obvio que no me iba a escribir.
Miro su foto, su estado, y su conexión.
Últ. Vez 21:34hs.
En línea... En línea... En línea... Escribiendo... ¡ESCRIBIENDO!

"Hola Stefanía, soy Johan, el hijo de Clarisa"


Mi amiga soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora