4. El veneno de la serpiente

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Antes de abrir la puerta de la habitación de los chicos,respiré hondo y entré sin hacer mucho ruido. Fui mirando por cada una de las 5 camas de allí hasta que me paré en la que me interesaba. Me acerqué para poder observarlo más detenidamente. Quién lo diría... Verlo allí tranquilo, profundamente dormido y tan inocente, para nada se parecía al Draco Malfoy que veía todos los días. Todo rastro de maldad había desaparecido, parecía un ángel.
Acerqué mi mano a él para despertarlo delicadamente.

-Joder Blaise... Estaba en mitad de un sueño...- murmuró malhumorado sin abrir todavía los ojos. Definitivamente ese era mi Draco.
-¿Estaba yo en ese sueño?- le susurré.
Sobresaltado abrió los ojos. Al darse cuenta que se trataba de mí continuó.
-Sí- añadió con picardía pero firme.
-¿Estaba desnuda?- esta vez no obtuve respuesta pero si una sonrisa. Fue una invitación para meterme en su cama y sin pensármelo dos veces, me abalancé sobre él y me metí bajo las sábanas.

A cada beso que nos dábamos nuestra ropa iba desapareciendo y apareciendo por el suelo hasta que quedamos completamente desnudos, excitados y terminamos haciéndolo.

Fue repitiéndose todas las noches hasta convertirse en costumbre para los dos. Lo mejor de todo era que durante el día era todo un caballero y no dejaba que ningún chico se acercara a mí. Pero por la noche dejaba todo eso a un lado y volvía el Draco de siempre. No me gustaban las escenas de celos, solo disfrutaba de ellas cuando había algo de violencia como ya había pasado alguna vez.

*Flashback*
Íbamos Nott, Crabbe, Goyle, Malfoy y yo caminando por los pasillos después de una clase de pociones. Draco pasaba su brazo por mi hombro aferrándome a él y yo agarraba su mano. Parecía sentirse orgulloso de todo eso, al menos mucho más de lo normal. Tenía la sensación de que yo le pertenecía, a pesar de que no fuera así. Porque yo no pretendía ser propiedad de nadie, intentaba que eso le quedara claro.

Un chico de Ravenclaw pasó por nuestro lado, no pudo contener sus ganas de mirarme con deseo, yo le seguí el juego y lo miré con pillería. Esto hizo que Draco soltara mi mano para dirigirse al chico seguido por Crabbe y Goyle para darle una paliza al Ravenclaw. No voy a negarlo, disfrutaba tanto de esos momentos como cuando pasaba el rato con Draco a las noches.

Acorralaron al chico, este intentó librarse de ellos pero en vano. Lo empujaron hasta que cayó al suelo, empezaron a darle patadas. Al final pudo huir corriendo de allí, pero no sin antes llevarse algunos golpes.

-¡No te atrevas a mirarla otra vez o juro que te lanzo una maldición imperdonable! -gritaba el rubio mientras los otros dos chicos no dejaban de reírse del pobre Ravenclaw.- Que te quede claro, mis cosas no las toca NADIE. -después de decir esto se fue acercando a mí dejando que nuestros labios quedaran a pocos centímetros.
-Eso ha estado genial pero... -declaré orgullosa- tú y yo no somos nada más que simples amigos. Creí que te lo dejé muy claro. Yo no pertenezco a nadie.
-Como tú digas; pero no voy a permitir que nadie te toque como yo te toco. -respondió acercándose más- sino, que se atenga a las consecuencias.
-No me provoques Malfoy, ya sabes cuánto me tienta eso. -añadí con una sonrisa.

No pudimos impedirlo y comenzamos a besarnos. No fue un beso tierno y lleno de cariño, ese nunca fue nuestro estilo. Teníamos una "relación", si es que se le puede llamar así, bastante extraña. Por el colegio ya circulaban rumores sobre lo que había entre nosotros pero ni siquiera ellos sabían cómo llamar a "eso" que teníamos.

Volvíamos de cenar del Gran Comedor, pero antes de irnos a dormir nos quedábamos todos en la sala común hablando un rato. Yo no prestaba mucha atención a la conversación, no dejaba de mirar a Draco e intentaba llamar su atención. Le hacía señas e indirectas para que se preparara para lo que le esperaba esta noche. No me andaba con rodeos y estaba siendo muy directa pero me daba totalmente igual y no tenía vergüenza. De pronto Zabini se levantó del sillón y se dirigió a su habitación sin decir nada. No era propio de él. Yo intenté no darle importancia y no apartaba la vista de los ojos plateados del rubio.

A media noche como siempre me dirigía a la habitación de los chicos. Draco seguía despierto ya que me estaba esperando.

-Por fin, ya no aguantaba más, estaba a punto de ir a tu habitación. -se quejó.
-Ha sido culpa de las chicas que no paraban de hablar. Además la pesada de Daphne parecía querer entretenerme. -añadía mientras me ponía encima suyo con las piernas abiertas a cada lado.
-Eso es porque su hermana está loca por mí. -declaró tan arrogante como de costumbre.
-Lo lleva claro si cree que puede competir contra mí. -respondí mientras posaba mis manos sobre su torso desnudo.- no voy a dejar que esa niña toque lo que es mío.
-Creí que dijiste que no éramos nada, que no eras propiedad de nadie y...
-Así es. -lo interrumpí antes de que terminara- Pero eso no quiere decir que tú no me pertenezcas a mí. -sonreí mientras lo miraba con deseo.

Antes de que pudiera decirme algo comencé a besarlo lentamente. El deslizaba su mano por mis piernas y poco a poco subía hasta que lo detuve. Me miró sorprendido.

-He pensado que esta vez podíamos probar algo distinto. -propuse mientras le lanzaba una mirada indecente.
-¿Desde cuándo Pansy Parkinson rechaza una propuesta relacionada con sexo?
-Ya sabes, "cosas de chicas". -sin duda, si hay algo que puede incomodar a un chico es hablarle sobre el periodo de las chicas aunque se trate del chico más insolente y descarado de todos.
Entonces apartó la mirada e intentó incorporarse en la cama. Nunca pensé ver a Draco tan tímido como en ese momento así que rápidamente intente desviarme del tema.
-Además, no es un rechazo, te estoy proponiendo hacer otra cosa. -añadí mientras volvía a recostarse sobre la cama.
-¿Y qué propones? -respondió sereno y sin mirarme a los ojos. -¿A qué te refieres con "otra cosa"?

Yo no soportaba aquello, que no me miraran a los ojos. Sobre todo cuando se trataba de chicos. Odiaba que fuesen tímidos a la hora de mantener relaciones. Supongo que por eso Draco me gusta más que cualquier otro. No era sólo por su físico. Él era impulsivo y siempre hacía lo que le apetecía. Eso me volvía loca.

Lo agarre de la barbilla y lo giré para que me mirase fijamente a los ojos.

-Hay otros sitios donde puedes meterla Draco.-dije con tono provocante y seductor.

Acto seguido me metí en la cama, cubriéndome totalmente con las sabanas y fui bajando hasta tener su erección a la altura de mi boca y poder introducirla. Podía escuchar sus gemidos y a veces murmuraba algún que otro "joder" y cosas por el estilo. También escuché el sonido de un portazo. Alguno de los chicos debió despertarse pero Draco estaba tan agitado que no le dio importancia y posó sus manos sobre la parte posterior de mi cabeza para empujar con delicadeza contra él. No paré hasta que sentí que lo echó todo dentro de mi boca. Me recosté en la cama para quedar a su altura mientras ambos mirábamos hacia el techo. Lo miré satisfecha.

-Otro día probaremos más cosas y dejaré que lo eches en otro sitio. -solté para romper el silencio.
-Sí... Claro... Haremos lo que quieras. -respondió mientras recuperaba el aliento.

Me levanté de la cama para irme a la mía pero antes de que pudiera salir Draco intervino.

-¿A dónde vas?
-Me voy a dormir con las chicas. Quiero que sufras un poco y me eches de menos, no quiero caer en el aburrimiento y la rutina.- dicho esto salí de la habitación y cerré la puerta para salir a la sala común.
Aunque no sin antes escuchar a Draco hablar con alguien.
-La próxima vez si no puedes contener los gemidos, al menos déjanos ver el panorama. -supuse que sería la voz de Zabini pero pronto averiguaría que no era así.
-Que te jodan, Nott. -le contestó Draco.

Con una sonrisa de satisfacción me dirigía a mi habitación pero me encontré a alguien en la sala común que no esperaba ver.

La Víbora de Slytherin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora