Derepente aparece el

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Lo más sorprendente de todo es que, como los dos teníamos la misma altura, la profe nos puso ¡como pareja de baile! No me podía creer ¡lo suertuda que estaba siendo! Fabio, que es como se llama, era súper buen bailarín, tope atento y muy dulce conmigo. Yo cada vez estaba más pillada por él y me pasaba el día contando las horas que faltaban para poder ir de nuevo a clase de salsa. Bailar con él era como un sueño, yo flotaba en una nube y cada vez que él me miraba y sonreía, mi corazón ¡iba a mil por hora! A medida que fueron avanzando las clases, nos hicimos súper colegas, quedábamos para tomar algo, charlar, pasear... Además, él era de mi misma ciudad ¡como yo! así que podíamos hablar de lo que añorábamos de nuestra city y compartíamos incluso ¡lugares favoritos! Todo era perfecto, hasta que ella intervino... Yo sabía que Marga, otra chica de clase, estaba por Fabio. Ella siempre lo miraba embobada y a mí en cambio ¡me fulminaba! Lo que me chocó fue que me dijera que no sabía qué estaba haciendo con él, que aunque estuviera muy bueno, Fabio era gay y, de hecho, ¡tenía novio! ¡¡¡No me lo podía creer!!! Yo pensaba que había algo más entre nosotros. Pero imaginé que mi mente me había jugado una mala pasada confundiendo la amistad con el amor...

El baile nos uneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora