Todo comenzó con un juego.

Capítulo 17

Zack:

Ella está ahí, sentada a mi lado observando la laguna. Me siento tan bien en este momento, sigo sin saber lo que siento, no sé si me gusta o no pero sin duda ese sentimiento me hace feliz. Sé que cambie de opinión demasiado rápido pero a veces no se puede explicar lo que vemos en una persona, es simplemente la forma en que la persona te hace sentir y nadie más puede hacerlo. Y ella provocó eso en mí de un momento a otro. Yo no quería que me gustase nadie, quería estar solo después de todo lo que tuve que pasar, es más no pensaba en volver a hacerlo pero llegó ella y no sé que me pasó.

Durante unos minutos no decíamos nada, ella miraba el agua y yo sólo la miraba a ella hasta que se dio cuenta.

-¿Qué?- dijo riendo. Me encanta ver esa sonrisa.

-Nada.- bajé la cabeza y reí. No sé si decirle lo que siento porque ni yo lo sé. Esto es tan confuso.

-Dime.- exigió de manera tierna.

"Dios..."

-Sólo te miraba.- dije aún con la cabeza hacia abajo. Estoy tan nervioso, espero que no lo noté. Aunque ya lo hubiera hecho, estoy así desde que llegué a su casa.

-¿Por qué?- no dejaba de mirarme con esos ojos verdes que tiene y eso hacía que me temblara la boca al hablar.

-No lo sé, sólo lo hacia.- dije mirándola.

-Bueno... ¿Por qué me trajiste aquí?- dijo cambiando de tema. Al fin.

-Me gusta estar aquí, es uno de mis lugares favoritos.

-Es muy bonito.- dijo observando el paisaje.

"Como tú"

Mierda, que me pasa ya hasta hablo como idiota enamorado.

-Lo sé, siempre venía aquí con mi madre.- me duele el pecho de solo recordarla, ella y yo éramos muy unidos, hasta que tuvo que mudarse por problemas económicos.

-¿Ya no lo hacen?- dijo en tono triste.

-No, ella ya no vive conmigo, se mudó a Canadá para poder trabajar.

-Lo siento.- agachó la cabeza.

-No te preocupes.- sonreí, ella hizo lo mismo.

Nos miramos en silencio.

Tenía ganas de besarla pero no podía, era demasiado pronto, apenas nos estábamos conociendo además puede que ni le guste y eso arruinaría todo.

-¿A qué hora debes volver?- pregunté. No quería que llegué tarde por mi culpa, no la dejarían volver a salir con "Mery".

-10:30- dijo mirando la hora en su teléfono. Aún no tenía que irse, nos quedaba casi una hora pero no tenía idea de que podíamos hacer.

-¿Tienes hambre?- pregunté. Espero que diga que sí, porque aún no he cenado y ya me ruge la panza.

-No tanto, pero si quieres podemos ir a comer.

-¿A dónde quieres ir?- dije mientras me levantaba.
Ella hizo lo mismo.

-¿Helados?- preguntó.