Capítulo 4

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 Estos días me estoy centrando en lo que acordé, los estudios. Tenía que sacar buena nota en la selectividad para poder entrar en la carrera de medicina; me costó un tiempo decidirlo pero al final decidí medicina.

No todas mis amigas están conmigo en clase, Laura sí porque quiere estudiar diseño, se le da muy bien dibujar; cuando éramos más pequeñas yo le decía que ella iba a diseñar mi vestido de novia, hermoso y único. También decíamos que ella iba a hacerse diseñadora y que yo sería una de las modelos que llevase la ropa. ¡Qué tiempos!

En cambio Elena no estaba en mi clase, ella iba a estudiar ADE y Natalia, derecho; por cualquier problema ya tendríamos abogada. Inés quería hacer medicina como yo, pero no sabía seguro que especialidad.

Cambiando de tema, hace unos días que no veo a Ian, viene de vez en cuando por casa pero solo para venir a buscar a mi hermana y ni lo veo.

- ¿Puedo pasar?- Ana me sacó de mis pensamientos cuando llamó a mi puerta.

- Pasa- me giré en la silla

- _____, quiero hablar contigo- Ana se sentó en mi cama.

- ¿Qué pasa?- dejé lo que estaba estudiando y le presté atención.

- Siento mucho no haberte dicho lo de Ian, sé que te lo tenía que haber dicho, pero no sé, no me apetecía contarlo- lo que me faltaba, yo no quiero saber nada de él y viene para hablar de él, específicamente.

- No pasa nada, bueno, yo tengo que estudiar- me giré otra vez mirando hacia mis apuntes.

- ¡Anda! haz un descanso y así te cuento un poco- creo que no tenía escapatoria.

- ¿Por qué no quisiste decírmelo?- la miré directamente.

- No sé, quería asegurarme de que no era un lío pasajero- no sabes lo que me habrías ahorrado si me lo hubieses dicho.

- Esta bien- me limité a asentir con la cabeza.

- Ahora todo va genial, además se va a venir con nosotros de vacaciones y eso va a ser guay, no te imaginas como es: divertido, me hace reír un montón, es romántico, muy guapo...

Mi hermana seguía hablando pero yo desconecté, no podía seguir escuchando todas las buenas cualidades de Ian, sino me iba a volver loca, por él. Ana parecía feliz mientras hablaba, se la veía feliz, él la hacía feliz y yo no podía quitarle esa felicidad; jamás me he peleado con ninguna de mis amigas por un tío, así que, menos con mi hermana.

Al cabo de un par de horas llamé a Laura:

- Hola amiga ¿qué tal?- ella me animaba siempre que yo estaba mal.

- Pues no se dime como te quedas tú después de que tu hermana quiera hablar contigo de lo maravilloso que es su novio, sin olvidar que estoy intentando que no me guste- espero que nadie me haya escuchado, miré hacia los lados y asomé la cabeza por la puerta, no había nadie; respiré.

- ¿En serio? lo siento tía, no te mereces eso- me dijo

- No te preocupes, cuéntame ¿has vuelto a hablar con Bruno?- necesitaba hablar de otra cosa.

- ¡Sí! me lo encontré el otro día por la calle y estuvimos hablando, nos dimos los teléfonos- me alegro por ella, por lo menos alguien tiene suerte con los tíos.

- ¿Sólo hablar? ¿Tú? no me lo creo- no pude evitar reírme.

- Bueno, a ver, nos dimos algún beso pero nada más- Laura era tremenda.

- ¡Lo sabía! te voy a colgar ya para seguir estudiando un poco- le dije aun riéndome.

- Ok, yo también tengo que estudiar, chao- Laura colgó. Dejé el móvil encima de la mesa y me senté; me sumergí en un montón de hojas y me concentré.

Llamaron a la puerta al cabo de veinte minutos, ¿por qué siempre que me concentro alguien me tiene que molestar? A ver quién es ahora.

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Un juego de amor (Ian Somerhalder y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora