Capítulo 6

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Soy peso muerto sobre la persona que me atrapó.

Mi cuerpo no responde. Todo está negro. Mi cabeza late, explotará.

¿Dónde estoy?

- ¿Sigue respirando? - Esa voz... ¿Es de Raúl o era Rubén? - ¡Muévanse, no dejan trabajar! - Esa voz atronadora, definitivamente es Raúl. 

El sonido de las cadenas al moverse resuena en el lugar. La persona que me carga me deposita sobre una superficie acolchada y cómoda. Siento respiraciones pesadas por todo el lugar. 

¡Auch! Alguien me oprime el pecho fuertemente y no me deja respirar.

- ¿Seguro qué lo haces bien? - La rubia.

- ¿Por qué no te haces a un lado? Sólo corta lo de su boca. - La castaña.

- Yo sé lo que hago. Y no se puede cortar, tiene cicatriz alrededor de ello. - ¿Ese quién es?

Siento un leve cosquilleo en mi nariz. Trato de abrir mis párpados, pero una luz me ciega del otro lado provocando un ceño fruncido de mi parte. Me toca la frente una mano helada. Me estremezco al contacto y sin poder evitarlo. Mis párpados revolotean hasta abrirse, para volverse a cerrar por la luz. Lo repito varias veces hasta que me acostumbro.

Varios rostros se ciernen sobre mí. Ninguno es el que busco. Los recorro con mi mirada varias veces, comprobando que no está aquí. Alguien me sienta sobre la cama, y revisa mis ojos. Una sombra. Siento una mirada penetrante. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo involuntariamente.

- ¡Ay! ¿Te encuentras mejor? - Una mano se mueve ante mis ojos en repetidas ocasiones. Me concentro en lo que está frente a mí. Lo demás es bloqueado. Sus formas comienzan a desfigurarse, de un momento a otro pasan de ser cuerpos a seres. Siguen hablando, señalando y de vez en cuando me sacuden. No entiendo. Estas personas llegan de la nada. Me liberan, traen con ellos a Junior y parece preocuparles lo que me pasa. Son extraños. Son diferentes. No estoy acostumbrada a este tipo de atenciones, no me gusta. Prefiero a Junior.

Los observo con detenimiento, a todos y cada uno de ellos.

Los miro.

Los veo.

Y no me lo creo.

Por alguna extraña razón, sus caras no las logro descifrar. Son un borrón ante mis ojos.

No percibo nada más que la presencia que destilan por todos lados. Sus siluetas claras y a la vez obscuras.

Me pican los ojos. Los rasco, tratando de enfocar los sonidos a mí alrededor. Un escalofrío me recorre nuevamente, enchinando los bellos de mis brazos. Cierro los ojos ante la extraña sensación de horror que me invade en ese momento.

«Tranquila. No es el momento de que abras los ojos todavía. Tienes tiempo.» Mi pulso se eleva y el dolor en mi pecho crece con cada palabra dicha. El tono grueso, profundo y a la vez tan calmado y sereno me causa sensaciones extrañas. No me gusta.

«¿Quién eres?, ¿Qué quieres?» 

Necesito saber quién es. Siento que agonizaré en cualquier momento. Algo me sigue oprimiendo por dentro. Esto... esto es doloroso. No más. No más, por favor.

«No es necesario que temas. Solo vengo a ayudar.» Ese tono. Ese tono. Lo conozco, yo sé quién es. Pero ¿Quién es exactamente? Y esa palabra no viene conmigo. No lo hace. "Ayudar".  Ayuda es lo que menos quiero en este momento. Necesito ''respuestas'' y pronto.

«Cariño, no seas terca. No desfallecerás. Yo solo quiero darte lo mejor mientras pueda. » Esa es una voz diferente. Es más aguda y parece ser más. . .más. . .Maternal.

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