-¡Esos pies! -la profesora Kloss me grita a travez de la musica- ¿Así pretendes ser una buena bailarina?
Respiro e ignoro sus comentarios. Me concentro en la musica de Bach y me dejo llevar.
Mis pies en punta, mis manos delicadas y exactas, mi cuerpo liviano como una pluma. Asi debe ser pero no lo siento de esa manera.
-Alto Howell -Kloss apaga la musica pero sigo, tengo que demostrar que puedo hacerlo-. Dije que pares.
No lo hago ¿se supone que tengo que hacerlo? Por que no quiero.
-¡Alto, Howell! -repite Kloss y entonces la adrenalina de la desobediencia se esfuma y el punteo de mis zapatillas de ballet cesa, caigo al suelo con mi tobillo doblado y adolorido.
-Una de las reglas de mi instituto es que siempre hay que obedecer a los instructores -sisea.
-Yo no quise, no me di cuenta -agarro mi tobillo adolorido-. Solo hice lo que sentí.
Se agacha a mi altura y no hay ni una pisca de dulzura en sus ojos glaciales.
-Para los bailarines de hoy en día muchacha, no existe tal cosa de seguir los sueños -dice y sonrie agriamente-. Los sueños no te llevaran a ningun lado, niña.
-Yo no creo eso profesora -le digo enojada-. Los sueños son hermosos y debemos tener lugar para ellos. Son necesarios.
-Puede que sean hermosos Howell -se levanta con algo de dificultad-, pero no te llevan a ningun lado y no me contradiga, se de lo que hablo. Es hora de que ponga los pies en la tierra y decida que es lo que va a hacer. No tengo tiempo para niñitas.
Se aleja y cierra las puertas del salon dejandome sola con mi confusion y mi dolor.
Me miro al espejo y lo unico que veo es una chica enfundada en su perfecto traje de entrenamiento con ojeras y muchas ganas de llorar.
Ni siquiera yo misma se lo que quiero realmente, lo tengo todo y a la vez no tengo nada. Hay dias en los que me siento vacia, fria y como si mi vida hubiera perdido sus colores, hoy es uno de esos dias.
Atraigo la pierna izquierda hacia mi pecho y apoyo la cabeza en mi rodilla dejando el pie adolorido estirado.
Una lagrimita sale y puntea el piso tal como lo harian mis zapatillas de ballet. Toc, un sonido tranquilizante y suave a traves del piso, pero la diferencia es que mis pies llevan el ritmo acompasado de una melodia hecha por otra y mis lagrimas llevan su propia melodia, mas pausada, pensante, llena de sueños rotos.
Me saco las zapatillas de baile, las cuelgo sobre mi hombro derecho y como mi pie me lo permite salgo caminando. Antes de salir de la academia procuro tomar mi bolso.
Una vez afuera ya no hay nadie, solo la portera que tararea una cancion de One Direction entretenida con los vidrios sucios de las vitrinas.
Camino despacio hasta mi auto. Mis padres me lo regalaron para mis diecinueve, dijeron que lo merecia aunque yo pensara que no. Cuando entro dejo todo en el asiento vacio del copiloto y arranco. Necesito despejarme, no quiero ir a casa, no quiero ver la cara de reproche de mi hermano.
Tomo el camino mas corto a mi paz temporal pero antes y asi mismo, con los mocos colgando y los ojos colorados paso por un sitio de comida rapida. Pido cuatro combos, no se porque lo hago, solo hay algo que me dice que lo haga.
Quiero ir al lugar donde conte mis peores secretos y mis peores verdades, donde prometí recurrir en caso de algun desborde emocional. Donde prometimos recurrir en cualquier caso.
Lucy.
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Boulevard of Broken Dreams
Novela JuvenilCuatro amigas deciden huir de sus "horribles" y "asquerosas" vidas en una carcacha con cuatro ruedas. Camille esta cansada de la presión infringida por su familia para que sea perfecta. Lucy no sabe que es lo que quiere para su futuro, su vida y eso...