Capítulo 3: Dulce.

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Cagarse en sus muertos.
Era lo único que podía hacer Min Yoongi para no odiar a su mera existencia. Porque claro: estar ahí, tendido en la cama, completamente expuesto e indefenso solo lograba que el suicidio se volviera una opción plausible.

Notaba sus manos atadas con esposas (sí, la muy desgraciada las había comprado con antelación) y los pies sujetos a la parte de abajo, inmovilizado completamente.
Se había quedado desnudo excepto por los calzoncillos y la camisa y ella le había colocado las esposas antes de desaparecer de la habitación un par de minutos.

Un par de minutos en los que Min Yoongi había aprovechado para observar el techo del cuarto, evaluar sus posibilidades de salir de ahí vivo y maldecir al universo porque le picaba la espalda y no podía rascarse.

Odiaba todo lo que le rodeaba en ese instante.

—¡Espero que no hayas ido a por un látigo, porque como me hagas algo así te mato! - Su pálida piel registraba la mayoría de los contactos físicos, así que si se le ocurría sacar algo de sadomasoquismo, la mataría.

—¿Por quién me has tomado, Min? No soy tan sádica. -Respondió ella entrando por el cuarto. Cargaba una bolsa que colocó al lado de la cama.

Yoongi la miró con inquietud. Uno no sabe lo que es capaz de hacerte una novia mezquina y autocomplaciente cuando te tiene totalmente indefenso y a su disposición.

—¿Qué es eso?

Ella sonrió pícara, mientras que se colocaba de espaldas a la cama, moviendo cosas encima de la cómoda del cuarto. Abrió una carátula de CDs.

—Ya lo verás.

Este apretó los dientes y le dirigió una mirada asesina. Yoongi estaba harto de que le vacilara. Compuso una sonrisa maliciosa.

—Cuando me quites estas mierdas, -prometió - haré que grites mi nombre hasta que tu garganta no dé de más.

—No deberías de intentar amenazarme tal y como estás ahora, ¿no? - Y el reproductor de música comenzó a sonar, mientras que ella se daba la vuelta y caminaba hacia la cama. Yoongi tragó saliva.

—¿Michael Bublé? ¿En serio? -Dijo, aparentando indiferencia. Fracasó.

Ella se encogió de hombros y se apoyó en la cama, gateando hacia él.

—Pensaba que así estarías menos nervioso.

Yoongi frunció el ceño.

—No estoy nervioso.

Ella sonrió y se colocó encima suya, sin sentarse, únicamente apoyada en sus brazos y rodillas. Yoongi tragó saliva, con sus ojos justo delante de los suyos. Y ella dijo:

—Si, claro.-Compuso una sonrisa ladeada y le besó.

Yoongi no estaba preparado.

Y fue uno de estos besos que te roban el aliento. La lengua de ella se deslizó por toda su boca y Yoongi solo pudo notar como el oxigeno era drenado de sus pulmones.
Finalmente ella separó sus labios, mordiendo ligeramente el labio inferior de Yoongi. El jadeó, mirándola a los ojos.
Entonces ella se sentó a horcajadas encima de él.

—Que poco aguante, cari. Solo te he besado y ya estás así de duro.- Dijo, dirigiendo a su espalda el pulgar, señalando la ereccion sobresaliente de sus calzoncillos.

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