Estaba sentada en la ventana de mi habitación viendo la nieve caer, me fijaba en cada copo de nieve caer y como ésta se amontonaba sobre los vehículos y las aceras.
Tenía los pensamientos lejos, pensando en cualquier cosa, cuando Carlos, mi novio, me sorprende entrando en mi habitación de golpe.
-¿Que pasa?- le pregunto, se le nota nervioso.
-Sólo quería preguntarte si quieres salir.
-Hay mucho frío fuera.
-No importa, abrígate bien.
-Vale- le respondí, ya que no tenía muchos ánimos para iniciar un discusión.En esta vida, siempre pensaba, que estaré sola, no importa que tenga novio o una familia fabulosa, siempre me sentía así.
Cuando íbamos de camino me fijé que no tenía ni idea de a donde íbamos, pero ya habíamos llegado.
Mis ojos se aguaron cuando me di cuenta de donde estábamos, en el parque en él que nos conocimos pero que también habitaba un pasado oscuro para mí.
Me guió a aquella banca que forma parte de nosotros, él aun estaba nervioso.
-Skyler, nosotros hemos pasado varios momentos juntos en esta...- y continuó hablando, ya sabía lo que haría, me estaba pidiendo matrimonio, una vida junto a él.- ...quiero que seas la mujer que sepa todo de mi, quiero que seas tú la mujer a mi lado... Skyler, ¿Quieres casarte conmigo?
En este punto ya tenia los ojos forrados de lágrimas, junto a un nudo en mi garganta, así que asentí con mi cabeza.
¿Lo irónico? Que no eran lágrimas de felicidad, sino de tristeza.
Dije que sí por él, no por mi
Dije que sí por su felicidad, no por la mía.
Porque yo ya no soy capaz de encontrar mi propia felicidad.
Porque ya mi cielo no tiene estrellas, ya mi cielo esta forrado por Nubes negras.