En la travesía de tu ausencia

43 1 0
                                    

Yo era un tipo valiente, y ahora temo quedarme solo todo el mes de diciembre y me aferró a las cosas que hicimos frenéticamente, las cosas que hicimos tan despiadada mente. Yo era un tipo muy bravo, y ahora enfrente tu ausencia y parece ser mi último trago y me salen fantasmas que cruzan en medio del lago, ya estoy algo demente. Me sacudo del viento y observó atentamente y me arrastro a los pies de unas hojas que quieren jugar, quiero ser aquel brujo un verdugo con alma de duende, quiero ser un vidente y poder seguir siendo tu confidente. En esa calle tan sola hay serpientes, me arrastro al paso del barro, entre los rumbos que cortan los rezos del último santo. De los últimos gestos del mago antes de hechizarlos y no pensar en separarnos, es que andábamos juntos como brisa que mece en otoño al primer encanto, sobrevivo a la fuerza del viento como un celacanto. 

Me sacudo el destino que corre como agua de fuente, soy el último que habla de mundos que están ausentes, quiero ser ese azul hechicero, quiero seguir siendo el que toque tu frente. Como un salmón contra la corriente, yo era un tipo sensato y esperaba cobrarle a la tierra este último pacto. Quiero adentrarme en esa tu orilla que quiere estar sola, extrañamente hoy estas muy sola, es que pareces dormida y temo despertarte y que de nuevo te vuelvas a tu ausencia. La travesía de rozar tus rodillas con toda mi demencia, nunca más se deshizo el hechizo, aquel viejo conjuro me contagia, ya no me preocupaba buscar esa magia, me reafirmo en aquello promesa de acurrucarme como un gato en tu cama. 

Quiero seguir siendo aquel que maullé a tu puerta, me comunico a través de tu ausencia, por esa rendija que corre entre abierta y esa niña que quiere bailar y bailar a la luz de la luna, en la travesía de tu ausencia. Y ya rodean mi casa, y no quiero dejarte aquí sola en esta hora incierta, ellos entran y nos ven cenando a la luz de unas velas, hablando del mundo y del otro mundo. 

Mientras ellos se abalanzan sobre mí, me atan con sus camisas de fuerzas, tu me miras y lloras tan lentamente; nuestros platos caen sobre el suelo, me llevan atado a una camioneta. Enmaromado como una bestia contenida me dicen que hemos llegado...

Cómo soportar la travesía de tu ausencia...

Un león no se rindeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora