I'll fight for you

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Hace un largo tiempo atrás existieron dos valientes hermanos que conocieron al amor se su vida de la manera mas inesperada.

Dean y Sam Winchester, eran unos esclavos obligados a pelear en el gran coliseo de Roma por sus vidas.
No habían cometido ní un solo crimen para ser encerrados en aquel lugar que asemejaba ser el mismo infierno, teniendo que matar a gente inocente como ellos para poder sobrevivir.
Aunque fueran prisioneros ellos no estaban asustados ni perdidos ya que se tenían el uno al otro. Siempre cuidándose en cualquier momento.
Los hermanos eran sin duda alguna los favoritos de todos los espectadores y en especial del rey Crowley. El rey era un ser despreciable y sin alma; Capaz de asesinar a un pobre niño si se lo proponía.
El pueblo lo odiaba, pero no había nadie con el valor de rebelarse contra él.

Los hermanos tenían pensado atravesar el corazón del rey y hacerlo pagar por sus pecados, pero nunca llegaba la oportunidad de poder salir de la prisión en donde los tenían, hasta que una noche unos sujetos lograron escabullirse en donde Dean y Sam se hallaban.

Éstos se percataron de la presencia de los extraños en aquel lugar. No era normal que los guardias entraran en la noche por lo que se prepararon para cualquier movimiento.

“—Descuiden, no venimos a dañarlos —El mas alto encapuchado habló, alzando las manos en señal de amistad.”

“— ¿Quiénes son ustedes? —Habló el mayor de los hermanos con voz firme.”

“— Creo que ya nos conocen, o en cierta forma —Respondió el otro encapuchado «un poco mas pequeño que el primero» revelando su rostro.”

El otro sujeto lo imitó dejando ver su rostro con unos bellos ojos azulados que de inmediato se unieron con los verdosos ojos de Dean, esté relajando su cuerpo.
Sam se acercó a la reja sin creerse lo que veía. Era aquel sujeto en el público.  Aquel que siempre le gritaba a Sam intentando animarlo para seguir adelante.
El sujeto se acerco a Sam, su altura extremadamente diferente a la del gladiador.      

“— Castiel... —Habló Dean rompiendo aquel silencio. Sam volteó a mirarlo, interesado en como su hermano sabia el nombre de aquel sujeto.”

“— Hola Dean — Saludó el tipo con ojos azules, dejando caer una lágrima— Perdón por demorar tanto —Sam seguía sin entender lo que ocurría.”

“— No te preocupes ángel mio —Dean lo consoló.”

“— Al parecer nuestros hermanos ya se conocían — Habló el mas pequeño de la habitación. Sam regresando su vista a él.”

“— Eso creo —Suspiró— ¿Qué... qué haces aquí? —Preguntó Sam— Pensé que eras un simple sujeto tratando de apoyarme en el combate.”

“— Soy mas que eso, gigantón —Dijo con una sonrisa sacando un tipo de palo raro de metal, insertándolo en la ranura de la llave abriendo la jaula— Siempre te animaba porque veía en tus ojos esperanza —Explicó— y no iba a dejar que esa esperanza muriera en este lugar. Mi hermano ya estaba planeando un plan para sacar a tu hermano de este lugar y decidí ayudarle... —Sam Lo interrumpió rodeándolo con sus marcados brazos.”

“— Gracias —Fue lo único que dijo con toda su alma en ello. En verdad que le estaba agradecido.”

“— Soy Gabriel —Se presentó— y no tienes nada que agradecer —Respondió al abrazo de Sam.”

Dean y Castiel se unieron en un intenso beso olvidando todo a su alrededor. Separándose por la falta de oxígeno.

“— Si que eres Magnífico Cas —El nombrado se sonrojo, abrasando a su gladiador— Aun queda algo mas que hacer — Indicó.”

Y era verdad. Aun faltaba liberar a los demás prisioneros y acabar con la tiranía de Crowley.

Unas horas después y mucha pelea, Dean, Sam, Castiel, Gabriel y todos los prisioneros habían acabado con el poder de Crowley y sus guerreros.

Incluso la verdadera reina había sido encontrada. La madrastra de Crowley, Rowena. Una noble reina que había sido dada por muerta hace muchos años atrás, siendo todo esto una mentira del tirano de Crowley quién la tenía enjaulada en una cámara secreta dentro de su reino.

El malvado control de Crowley había sido terminado gracias a dos gladiadores y sus amores aquella noche. Trayendo la paz a Roma una vez mas.

La reina en forma de agradecimiento proclamó que el trono sería de Dean Winchester y su futuro esposo Castiel Novak. Todos celebraron con aquella noticia y por el retorno de la reina que estaba siendo atendida de la mejor forma después de tantos años encadenada.

El tiempo pasó y la pesadilla del reinado de Crowley se convertía en una leyenda entre las personas de aquel lugar. Dean y Cas se casaron en poco tiempo, según por lo que Dean le contó a su hermano Sam; Cas era el responsable de todas esas hierbas medicinales que Dean escondía en un hoyo en la jaula y también que él era el sujeto que le daba comida extra cuando tenía la oportunidad. Sam pareció entender todo aquello y aceptó a Cas de inmediato, en realidad Sam no necesitaba saber todo aquello de Castiel para que éste pudiera estar con su hermano. Sam solo quería que Dean fuera feliz después de tanto tiempo dentro de aquel coliseo.

También el tiempo ayudó a Sam y Cabriel a conocerse mejor el uno al otro. Viendo que tenían mucho en común, como el amor por el arte. Era claro que Sam nunca había tenido la oportunidad de pintar algo en su vida. Pero ahora tenia a Gabriel, quien le enseñaría todo lo que le había sido prohibido por estar en aquel horrible lugar.

Todo iba de maravilla y como no lo iba a ser. Después de todo lo que esos chicos sufrieron era lo que se merecían...

Una mujer cerró aquel libro donde esa historia yacía.

“— Amó ese cuento mamá Charlie —Habló una pequeña de cabello dorado— ¿Podrías leérmelo una vez más? — Preguntó inocente”
  
“— No cariño, ya es tarde y es hora de dormir — Explicó una peliroja, besando la cabeza de la pequeña niña— Buenas Noches Cariño.”

“—Buenas noches mamí —Se despidió— Esperó soñar con los gladiadores de la historia —Cerró sus ojos después de decir aquello. Su madre observándola con una sonrisa en su rostro.”

“— A tus abuelos les encantaría verte, cariño —Dijo en un susurro. Sacando un pequeño dije con el retrato de sus padres y sus tíos. Un retrato de aquellos gladiadores de la historia y sus almas gemelas— Todo por lo que lucharon valió la pena, papás... —Sonrió mientras tallaba su ojo con la palma de su mano. Saliendo de la habitación donde su hija dormía plácidamente.”

The End

Supergaytural (Destiel & Sabriel one-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora