Capítulo 2

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Llegó la tarde de aquel extraño día... Nuestra protagonista decidió desconectar de todo lo sucedido empezando a descubrir su nueva zona.
Eran las 15:30h, el calor se apoderaba de las pequeñas callejuelas de San Fernando sin dejar ni una mota de sombra, las chicharras cantaban su necesidad de sed y los establecimientos estaban abarrotados solo por tener un pequeño respiro y chorro de aire. "Normalmente en Madrid tenía su movimiento." Pensaba ella. El calor se notaba más intenso y Vanesa, sin pensarlo dos veces, buscó la manera de bajar al paseo marítimo en cualquier transporte o ver la manera fácil para llegar incluso andando. Tras su camino, encontró una parada de autobús al otro lado de una carretera en una inmensa avenida sin pasos de peatones. Ella, por saber si se podía encontrar una medida de transporte, cruzó a toda prisa y tuvo la suerte de llegar perfectamente y por despiste se le desató una zapatilla y cayó al suelo, notando que una persona más cayó junto con ella. "¡Ups! Dios, de verdad que lo siento muchísimo. No he mirado por donde iba." Dijo ella muy avergonzada. "No te preocupes. El tonto he sido yo por no dejarte el paso." Contestó una voz muy maciza. Los ojos de Vanesa se quedaron fijos en aquel apuesto ser que con una simple mirada, su piel se mostraba erizada y muy eléctrica. "Me suena mucho haberte visto de antes...-dijo ella- pero, mejor.. ME VOY." Salió corriendo de aquella parada como si no hubiese sucedido nada y echó la vista hacia atrás, viendo como el gran apuesto chico se fijaba en ella con asombro y se escondió en un pequeño callejón para desahogarse de su "torpez". "Vanesa deja de cagarla, Vanesa para ya. Acabas de ver a tu ídolo por su barrio, acabas de cagarla delante de él. ÓJALA NO HAYA SIDO ÉL.-gritaba en su mente- OJALÁ, POR DIOS." La vergüenza llegó hasta su punto débil y lo más fácil que hizo fue volver a su casa, y así aprender el camino y conocer más zona. Tan lejos no se fue, ya que no se movió demasiado, y tan susto se llevó que ya era el último dia de verano y el último dia de poder hacer lo que uno quiera. "Cariño.-añadió su padre- Mañana te llevare a tu instituto y te recogere para que llegues a buena hora." Vanesa no tenia ninguna respuesta para aquello así que decidió preparar su material y dejarlo listo delante de su cama junto con los posters del supuesto chico con el que se chocó en su mini tour por su zona del barrio de Cádiz. La vergüenza poco a poco se desvanecía y los nervios por su nuevo centro educativo aumentaban. -suspiró- "Nunca he pasado nada así... ni medio parecido con nadie..." pensaba en voz alta mientras entre miles de pensamientos tenia la vista fija a uno de sus fantásticos posters. Sus fuertes pensamientos le llevaron al sueño, pero su madre interrumpió aquel momento de sueño llamandola para ir a cenar y acostarse pronto.

(Después de cenar)
Finalmente, nuestra protagonista no tenia ninguna gana de continuar despierta y envió un emotivo mensaje a todos aquellos que ya no estaban a su lado y enchufó su móvil para tenerlo a tope de batería para el largo día que se aproximaba en unas horas.

A la mañana siguiente, 7:30a.m, un sueño que no se podía ni estar en pie. La vuelta a la rutina volvió muy inesperadamente...
"Esto no. -carraspeó- No, Dios."susurró ella.
Al coger el coche, Abraham sonaba en la radio con su nuevo tema y los nervios de Vanesa se alteraron creando en ella una niña enamoradiza y fuerte de sorprender. Subió más el volumen. "Yo creo que con este crack tendrás un dia perfecto. Lo comenzamos bien." Contó su padre entre risas. Aquellas palabras formaron una sonrisa en la pálida cara de Vanesa y la música cada vez sonrojaba sus mejillas aun más. Llegaron a su destino, cogió su carpeta nueva, su mochila y las puertas del centro se abrieron. "Que tengas un buen día." El coche de su padre se alejó. "Bueno. Alla voy..." Pensó ella mientras respiraba hondo y se iba adentrando en un nuevo hábito de estudios. Muchos grupos de chicos y chicas la miraban fijamente y los comentarios iban oyendose aun más: "Es la nueva.", "No tiene pinta de ser de aqui..." etc.
Un grupo de chicas bastante amplio se acercó hacia ella. "¡Hola! ¿Eres nueva no?- ni dejó que comenzara a hablar- "Nuestros nombres son Tatiana, Nerea, Laura y yo soy Minerva. Mucho gusto. Nos encanta que vengan chicas nuevas." Una buena presentación dejó sorprendida a nuestra Madrileña. "Lo mismo digo. Me llamo Vanesa y me encanta conocer a gente nueva." Echó una pequeña sonrisa.
Tatiana: "¿Sabes? Hemos visto las listas y vas a nuestra clase y... lo mas fuerte de todo... ABRAHAM EL CHICO MAS POPULAR DE TODO EL INSTITUTO TAMBIÉN."
Nerea: "Es para desmayarse..."
Vanesa: ¿Cómo Abraham?
Minerva: "Sisi, el idolo pop juvenil. Va a este instituto. Dios, es tan guapo e inteligente."
Vanesa: "Dios mio..." Aquellas fuertes noticias dejaron fuerte huella en Vanesa ya que tuvo malas experiencias el dia pasado.
Vanesa: "Os veo en clase, necesito reflexionar." Se alejó de ellas a unos pocos metros y se quedó apoyada en una columna en frente de la puerta de entrada donde había un enorme grupo de chicos en el que, mirando fijamente, se podia ver perfectamente que estaba Abraham y sin poder quitar la vista de encima, Abraham miró de reojo a nuestra protagonista haciendo que sus mejillas se calentaran y la vergüenza se apoderara fuertemente sobre ella.

Vanesa llegó la última a su aula y viendo que no habia sitios con sus nuevas amigas, sobraba uno junto con... ABRAHAM al fondo de la clase.

Minerva: "Respira hondo, cariño." (Entre risas)

Abraham se levantó y colgó su chaqueta en el perchero de la sala y cogió la silla de Vanesa para que ella se sentara junto a él. Todo un caballero...

Abraham: "Un placer tenerte a mi lado."
Vanesa: (risas) "El placer es mio."
Abraham: "No te preocupes por lo de ayer está todo olvidado. Y por cierto, me pareces una chica muy bonita y que se toma las cosas muy en serio."
Vanesa: "Hum... em.. gracias."
Abraham: "Y ya que estamos... ¿Cómo te llamas?"
Vanesa: "Me llamo Vanesa, pero me gusta más que me llamen Vane. Y... ¿tú eres Abraham no?"
Abraham: "El mismo, si señora. Encantado."
Tras esa larga conversación, Vanesa y Abraham comenzaron con una relación amistosa bastante agradable. El profesor llegó, la clase tuvo su presentación y el temario empezó su curso.

(Recreo)
Vanesa no tenia fuerzas para nada, decidió estar sentada y pensar detenidamente. De pronto, el apuesto chico que siempre quiso conocer estaba sentado a su lado. "¿Estás bien? Preguntó él con mucha sabiduría. "Tranquilo. No te preocupes..." contestó cabizbaja nuestra protagonista mientras se ataba una zapatilla. Abraham le echó una pequeña sonrisa y un guiño, esto hizo que Vane se sonrojara y se fuese a hablar con su nuevo grupo de amigas.

Vanesa: "Tías. Nada más he venido hoy y he conocido a fondo a todo el mundo veo a Abraham muy arrimado a mí. Me acaba de guiñar un ojo..."
Minerva: "¿Me estás jorobando?"
Vanesa: "No, tía." Las dos chicas se arrimaron y empezaron a mirarle fijamente y, de repente, Abraham giró la cabeza hacia ellas haciendo que las llamara la atención y se dieron la vuelta como si nada. "Tía. ¿A ti te gusta Abraham, verdad?" Susurró Minerva. "Me encanta." Contestó ella muy decidida pensando que se refería musicalmente. "¿ESTAS ENAMORADA DE ÉL?" susurró muy fuerte la amiga de ella intentando que fuese un fuerte grito. "¿Qué? ¡No! Me refería... musicalmente..." dijo Vane un poco decaída. Ella en el fondo sentía algo más pero no podía contarlo con facilidad.

Minerva: "Te conozco de hoy pero ya como si fuese de toda la vida. A mí no me mientes."
Vanesa: -suspiró- "No puedo..." Salió corriendo. "TIA NO, ESPERA UN MOMENTO." se escuchaba a lo lejos.
Subió a su clase corriendo entre miles de lágrimas de vergüenza y llegó a la clase, que estaba vacía, se sentó y arrimada a la mesa se puso a pensar en todo entre alguna lágrima que caía. Miró a su reloj, faltaban diez minutos para que el recreo finalizara y al cabo de un segundo, la puerta del aula se abrió lentamente y pensando que era un profesor, Vanesa saltó del susto y cayó al suelo. Era Abraham. "¡Vane!" Gritó. "Perdón por ser tan torpe..." susurraba ella con tono triste. "Vane, no eres torpe, de veras.-agarró sus pálidas manos- Eres una chica muy bonita y me siento bien de que estés en mi clase y mejor dicho, a mi lado, sentada conmigo. Nunca me habían sentado con una chica y no he tenido muchas compañeras en clase y casi nunca han metido a mis amigas en clase y estoy segurisimo que tu serás una gran amiga en mi vida." Añadió Abraham. "Ahora, sécate esas lágrimas. -pasó su dedo pulgar por debajo de sus ojos agarrando suavemente su mejilla- Las princesas nunca lloran.- Vanesa sonrió- Dame un fuerte abrazo." Se abrazaron. "Te vi ayer y te he conocido hoy mejor. Me tendrás siempre ahí ¿vale?" Añadió él mientras se abrazaban. Los ojos de nuestra protagonista se agrandaron de la sorpresa y lentamente los fue cerrando, y una sonrisa inesperada se formaba en su cara.
Un abrazo puede hacer mucho...

Al final de las clases, Vane quiso llegar rápidamente a casa pero, su padre aún no había llegado. "¡¡Vane!!" Gritó alguien a lo lejos. Abraham de nuevo. Ver la cara de felicidad mientras él se acercaba hacia ella era bastante conmovedor.
Abraham: "Tengo un poco de prisa. -sacó un pequeño papel de su bolsillo y se lo entregó a ella- Aquí tienes mi número, para ir hablando y tal. -se iba alejando poco a poco- Háblame. Te veo mañana, adiós."
Vanesa: "Adiós, Abraham."
La mirada de ella se quedó fija en él como una niña de 5 años recién enamorada y su mundo se volvió en una pequeña alucinación hasta que su padre, después de tres pitidos, apareció al otro lado de la calle.
"Estoy enamorada de verdad..." Pensó detenidamente.

Vanesa no tenia palabras con aquellos sentimientos. El amor reconcome...

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