Capítulo 15 (No son sugerencias, son ordenes, lo tienes que hacer)

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Después de encerrarme en mi cuarto a leer a Federico Moccia, decido salir a cenar, normalmente mi madre nunca hace de cocinar pero hoy mi padre dijo que tenía algo que anunciarnos y yo... pues sí, como una pendeja a la expectativa.

Me arreglo el cabello en un chongo alto y me quedo con mis jeans rotos, blusa de un equipo de americano, solo que en vez de mis converse me pongo unas pantuflas... Tampoco es como que vaya a impresionar a alguien, ¿no?

Una vez en la cena veo la ropa de mi madre y se me car el alma a los pies... se vistió con el vestido de su aniversario, y ahora ¿cómo coño le voy a decir que mi padre se negó a regresar con ella? coño,coño,coño.... todo por ese cabrón egoísta, que claro ahora mismo va vestido con el traje de director perfecto, me descubre mirándolo y veo que me mira con esa sonrisa triunfal en la cara, no se que esperar.

Comemos en un silencio tenso, aun que claro mi madre y yo estamos más nerviosas, por fin mi padre decide romper el silencio:

  — Te ha quedado exquisita la cena, cariño.

casi me atraganto, pero... ¿qué demonios? si esta asquerosa...

— Gracias, Marcus— Responde mi mamá sonrojándose.

Casi quiero brincar de felicidad, más sin en cambio lo que hago en aniquilar mi copa de vino... delicioso.

— Sabes querida.... Hoy Maite habló conmigo, ¿no es así, Mai?

Asiendo con la cabeza...¿será que?

Mi padre se levanta de la mesa y se arrodilla frente a mi madre.

— Discúlpame.... yo... Nunca... No me quiero alejar de ti, nunca.

Mi madre comienza a llorar y yo corro a abrazarlos... después de todo, ¿nada es tan malo o si?  

Después de una efusiva charla me voy a recostar y continuo con mi lectura: A 3 metros sobre el cielo, ¿Puede ser Hache mas hot?

Justo cuando termino mi capítulo y me dispongo a dormir, tocan mi puerta, grito adelante y gruño para mi, Marcus aparece, sentándose en mi cama.

  — Querida hija, tenemos que hablar.

Logra que mis vellos se ericen, lo miro y aplaudiendo hago que se enciendan las luces, sigo con la casa perfecta, vida perfecta ¿recuerdan? En fin... me siento y lo observo.

  — Estuve pensando en lo que me decías... en la mañana claro, Maite la verdad es que me di cuenta de que... me importa mucho lo que la gente  piense, piensa de mi y de mi familia.

¿qué? ¿qué tiene que ver todo eso? ¿A que viene esto ahora?

  — En fin... querida hija, hoy hice algo muy importante por ti...regresé con la inútil de tu madre y ahora tú tienes que hacer algo por mi.

Lo observo, claro ¿Cómo no me di cuenta antes? todo era por interés.... Hay Maite ¿cuándo aprenderás?

  — ¿qué quieres, Marcus?— Le espeto y lo reto con la mirada.

— Son cosas verdaderamente sencillas... primero: Vas a volver con Mark, segundo: Vas a regresar a las porristas y tercero: Vas a volver a ser amiga de mi amada Cecile.

¿Qué chingados? ¿Quien se cree este pendejo? hay que ser idiota, no puedo creer que... ¿otra vez? ¿enserio?

No se si reír o llorar; Me decido por la primero, empiezo a carcajearme como una desquiciada, pero Marcus solo me observa, parece que va enserio.

— Y una mierda... Ni en sueños.

— Es el precio de la libertas, querida... Yo regrese con tu madre para que no se termine suicidando, y sabes que es verdad.

Mi madre... se podría... ¿Suicidar? si, probable.

Marcus se levanta y se dispone a irse, no sin antes aclarar:

— Recuerda, Maite.... No son sugerencias, son ordenes, lo tienes que hacer, Descansa.

Se va y yo me quedo como una tonta... ¿qué se supone que voy a hacer ahora? Agg ¿Por qué no le hice caso a Seb?

Mátame, mátame... 


 

Todo perfecto, menos yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora