¿Quién es?

115 11 0
                                    

Hacía frío. Demasiado frío para mi delgado cuerpo. Sentía que el viento me partiría en dos. No había llegado a tiempo a tomar mi abrigo más grueso. Tomé lo que tenía más a mano. No quería quedarme un segundo más en ese departamento.

Mi padre, una persona extraña que nunca llegué a conocer del todo, había venido a mi casa, justo cuando estábamos poniendo la mesa para cenar. Yo estaba colocando los cubiertos, cuando siento unos puñetazos violentos que golpeaban justo sobre nuestra puerta.

-Quién es? -preguntó mi madre, Kari-

-Soy yo, idiota. Abreme la puerta antes que la tire abajo.

Así sonaba mi padre. Es más, ni quiero llamarlo así. Mejor será decirle Gus. Gus es un tipo que frecuentemente se violenta con nosotras (mi madre y yo), aun que más que nada con mi madre, ya que a mi sólo me grita a través del teléfono, porque nunca se atrevió a decirme nada en la cara.
Pero con mi madre es diferente. Llega a cualquier hora a gritarle, alcoholizado, hasta dos veces ha intentado levantarle la mano. Pero yo grité tanto más fuerte que el, y no logró hacerlo.

Hoy, ha venido como siempre, con unas copas de más, y creyéndose el dueño del hogar.
Pero no lo es. Nunca lo fue.
El se borró de mi vida cuando yo tenía sólo siete años, cuando yo no entendía las razones, y sólo quería un padre que me lleve de paseo, que me compre dulces, que me abrace y me siente en su pierna para explicarme las simples cosas de la vida (o no tan simples.)

-Me quitaste a mi hija, hiciste que me odie, por vos perdí el trabajo, ahora no tengo dinero ni para pagar el alquiler! -le decía Gus a mi madre.-

-Salí de esta casa antes que llame a la policía y no vuelvas más!

Esa era mi madre. Siempre hacía lo posible para que yo no escuchara sus peleas, pero con la forma en que gritaban esto era imposible. La admiraba a ella. Lo sacaba a Gus a patadas cada vez que venía a molestarnos.
Me defiende, ama y cuida por sobre todas las cosas. Como soy hija única, soy su mayor tesoro (o eso dice, pero yo le creo).

A mis 17 años, esta pelea me había cansado, fue la gota que rebalsó el vaso. Por eso, sin mirar a ninguno de los dos a la cara, me fui sin más. Solo agarré mi teléfono. Me gustaría también haber agarrado a mi perrita, Mora. Pero salí tan apurada física y emocionalmente, que no me importó nada en ese momento.

Mientras caminaba apurada, me di cuenta que ni siquiera había tomado las llaves. No sé como regresaría. Pero no me cuestioné eso, porque en mi mente no estaba la opción de regresar. Al menos por unos días.

Llamé a mi amiga Lucy, aproximadamente 14 veces. Eran las 21:08 y seguro estaba cenando, o cocinando, o hablando con su novio. Ellos siempre estaban hablando de una forma u otra: por Whatsapp, por Facebok, por teléfono o por mensaje de texto.
Cuándo por fin me atendió, no me salían las palabras. Sólo comencé a llorar. Ella conocía mi historia desde el principio, porque siempre acudía a ella para que me escuchara. Y siempre lo hacía. La quiero mucho.

-Lu..Lucy.. escucha, puedo ir a tu casa? -dije mientras me abrochaba el abrigo.

-Hey, amiga, que pasó? No me asustes. Y si claro puedes venir. Te espero con algo caliente. Estoy sola.

Sus palabras siempre me daban aliento. Pero en este caso nada servía. Me había cansado de varias cuestiones y solo quería dormir en paz algunas horas, y mañana pensar en frío que hacer.

En la calle no había nadie, sólo algunos autos recorrían las calles. Era un miércoles de Julio, y para mi el día más triste que jamás quise haber vivido.

-En el momento INESPERADO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora