Un pañuelo de por vida.

4K 530 144
                                    

Fue al día siguiente cuando empecé a darme cuenta de algo muy importante que había omitido por completo. Y que le daba solución a muchas de las preguntas que me hacía.
Después de haberme despedido de Taehyung, el niño al que había decidido acompañar a su casa. Me fui directo a la mía, ya que mi madre me estaría esperando seguramente con ansias de saber como me había ido todo en mi nueva clase, y que tal eran los alumnos que habían, y con quién me había juntado, si ya había hecho algún amiguito o amiguita, qué tal eran los profesores...en fin cosas de una madre.
Me sabía bastante bien estas preguntas, ya que mi padre viajaba mucho y a menudo teníamos que cambiarnos de vivienda por no dejar a mi padre solo en otra parte. Así que en lo que llevo de vida me habré cambiado de casas más veces que años tengo. Pero esto no suponía un gran problema para mí. Puesto que no suelo hacer muchos amigos en los lugares a los que me mudo, y no es por que no lo intento...es simplemente porque parece que no encajo en ningún lugar al que voy.
Pero tampoco es que me importe mucho la verdad. Porque nunca me ha importado lo que piensen los demás de mí, siempre he sido bastante libre. Aunque uno de mis defectos es ese, que no sé controlarme y nunca me cayo nada, así que muchas veces he soltado cosas que no debía. O he hecho preguntas que a lo mejor no era el momento más oportuno para hacerlas. Pero que se le va a hacer. Los defectos no están para arreglarlos, sino para recordarnos que somos personas. Y que debemos ser respetados por ello.

Una vez que estaba en frente de la puerta, vi que me había olvidado las llaves en mi pupitre así que me tocaría llamar.
Después de tocar oí los pasos de alguien aproximarse a la puerta y el crujido de esta al abrirse. Me dispuse a abrazar a mi madre, pero me llevé una sorpresa.
-Buen...Y usted es...
-Buenas cariño, soy María, una amiga de tu madre, pasa pequeño, ella está en el comedor, me pidió que te abriera. Vaya veo que llevas el mismo uniforme que un chico al que cuido. ¿Vas al colegio Santa Fe?
-Ajá. ¿Cómo se llama el chico al que usted cuida?
-Taehyung. ¿Lo conoces?
-Bendita casualidad... -Dije más o menos para el cuello de mi camisa -Sí, lo acabo de acompañar hasta su casa, nos acabamos de despedir por decirlo de alguna manera.
-¡Oh! ¿De verdad? ¡Ese es estupendo! Estoy muy contenta de que mi Tae tenga un nuevo amiguito, él no suele hacer muchos. Me alegro de que os llevéis bien.
-Hijo cariño, veo que has conocido a María. -Dijo mi madre entrando en nuestra conversación. -Dime, ¿Qué tal en la escuela?
-Genial, pero mejor te lo cuento todo esta noche, ¿vale? -Dije aterrorizado porque empezara a decir toda la retahíla de preguntas que sabía qué podía aproximarse en cualquier momento.
-De acuerdo hijo mío. Vete a tu cuarto a hacer los deberes. Que María y yo vamos a tratar unos asuntos.
-Está bien mamá.
Y abandoné el comedor subiendo por las escaleras para llegar a mi cuarto. Este se encontraba demasiado en silencio así que puse una música relajante en mi radio y saqué mis deberes. Cuando tenia los libros encima de la mesa me di cuenta de que en había llevado uno de los libros de Taehyung. Así qué pensé en llevárselo, y así de paso podría estar un rato con él.
-Madre me voy a casa de Taehyung a hacer los deberes. Nos vemos luego.
-De acuerdo hijo, pero no vuelvas muy tarde.
-Adiós Jimin. -Se despidió de mí María. Debía de ser española, porque su nombre lo decía todo, si no lo supiera no lo hubiera notado, ya que su pronunciación era perfecta. Se notaba que llevaba muchos años en Corea.

***

No tardé mucho en llegar a casa de Taehyung. Toqué a la puerta y Yoko empezó a ladrar desde el interior, pero cuando olfateó mi colonia empezó a gemir desde el interior en señal de que estaba contento con mi presencia.
-Ya voyy. -Oí que decían desde el interior. -Mierda, Yoko quítate del medio. Dios me va a salir un pedazo de moratón en la espinilla.
La puerta se abrió y pude ver a un Taehyung adolorido frotándose la espinilla en la que supuestamente se acababa de golpear de una manera que desconocía.
-Buenos días. ¿Estás bien? -Le saludé una vez que levantó la cabeza.
-¡Oh! Hola Jimin, ¿Cómo tú por aquí?- Respondió omitiendo mi pregunta.
-Venía a traerte tu libro, y a estar un rato contigo. ¿Sabías que tu cuidadora está en mí casa?
-Vaya, así que su amiga ¿Es tu madre?
-Eso parece.
-Bueno pasa no vas a quedarte ahí todo el rato, ¿No?
-Jajaja gracias.
-Subamos a mi cuarto.
Y me adentré hacia el interior, empecé como todo buen curioso a observar toda la casa, pero me vista no podía dejar de fijarse en la cantidad de barandillas que habían colgadas en las paredes. ¿Para qué necesitaban tantas?

---

Una vez en su cuarto Taehyung empezó a tantear por uno de sus cajones hasta sacar una cinta blanca.
-¿Quiéres jugar a un juego?- Dijo mientras toqueteaba el pañuelo negro con sus dedos.
-Claro. ¿De qué se trata?
-Mira vamos a sentarnos en el suelo. Y tú te pondrás este pañuelo en los ojos. Y cuando lo tengas podrás tocar mi cuerpo, y yo el tuyo. Así te darás cuenta de que no hacen falta los ojos para ver como es realmente una persona.
-Estoy de acuerdo.

Dado mi consentimiento Tae empezó a colocar el pañuelo alrededor de mis ojos y lo apretó para que no se escurriera. Después agarró mis manos y las puso sobre mí cara, e hizo lo mismo con las suyas, pero poniéndolas en la mía.
-Espera un momento. ¿Y tú como te vas a vendar los ojos? ¿Dónde está tu pañuelo?
-Yo no lo necesito Jimin.

Una Venda Blanca ❤VMin❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora