Mayonesa Mcormic

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Hay perdón hellmans¡¡¡ y fui a la cocina. Ya era domingo, todo esto pasa demasiado rápido ¡MALDITO FIN DE SEMANA! ¿Por qué eres tan corto?¿Acaso no puedes durar un poco más? Pero bueno, da lo mismo.
Empeze a limpiar la casa y las horas pasaron rápidamente, mis padres salieron y me quede solo, habiendo terminado de limpiar ya no sabía que hacer, estaba aburrido y cansado. Decidí dormirme y me arroje a la cama cayendo rendido rápidamente.

Estaba en medio de una carretera, ningún auto conducía por aquí, baches por todos lados, nada alrededor más que desierto y plantas secas, comprensible que nadie quiera manejar por aquí. El sol iluminaba todo, no había parte con un poco de sombra, decido seguir la carretera, no se a donde estoy yendo pero caminar me es reconfortante, me hace sentir tranquilo, quizás caminar canse pero me gusta hacerlo.
Llevó demasiado tiempo caminando y no e podido llegar a ningún lugar, todo el paisaje a cambiado más no hay algo nuevo, ninguna casa o lugar de descanso. El aire empezó a aumentar en contra mío, la arena cubrió todo haciendo nula la vista, cubrí mis ojos con un brazo mientras me apoyaba sobre una rodilla y una mano sobre la carretera, manteniéndome sin que el aire me derribara. El aire aumentaba cada vez más y una ráfaga me levantó en el aire cual hoja de papel, no sabía hacia donde iba nuevamente. Nunca en la historia la frase "A donde me lleve el viento" tenía un significado tan literal y di una leve risa. Me estrelle contra un auto, sentia como mi cuerpo se hundía contra el metal del automóvil, el humo salía del motor y me levante sin dolor alguno, observe el auto asustado tratando de ver si había alguien dentro, en la parte frontal no se encontraba nadie.
Camine hacia la parte trasera y vi al mismo niño que me había dicho papá, trate de abrir la puerta con toda mi fuerza y nada, con mi codo empeze a golpear la ventana hasta que cedió y destrozó en pedazos, entre y golpee la puerta desde dentro hasta abrirla, retire el cinturón de seguridad al niño y lo cargue en mis brazos, me aleje unos metros del automóvil. Coloque al niño sobre la carretera y rápidamente me quite el suéter para ponerlo bajo el cuello del niño, trataba de despertarlo pero no podía, me acerque a su pecho para sentir sus latidos, eran leves pero seguía latiendo. Lo cubrí en el suéter y lo tome en brazos nuevamente, la neblina cubría todo, sólo podía ver la carretera y nada más. Empeze a gritar como un loco por ayuda y no había respuesta, el niño reaccionó y susurrando me dijo -Papá, la casa esta aquí cerca, recuerda.- Señaló hacia un lugar fuera de la carretera y corrí lo más rápido que pude buscando la cabaña, corría por la hierba pero cada paso que daba era más pesado, mi ritmo cardíaco aumentaba más y más, mientras sentía como el de el niño disminuía, observe la casa a lo lejos, la neblina se dispersaba. Entre a la casa y coloque al niño sobre la mesa, gritaba por ayuda y una puerta en la habitación de arriba se abrió y una mujer de tez morena clara, cabello negro y ojos de color café claro bajo corriendo, viendo al niño la mujer corrió hacia el niño y presionó varias partes en su cuerpo para después empezar a hacer pulsaciones sobre el pecho del niño repetidas veces, colocó al niño en una posición más cómoda y colocó mi suéter bajo su cuello.
-Ya tenía tiempo sin verte.- La mujer me abrazo y dio un sollozó, respondi el abrazo y aguantándose las lágrimas me miró a los ojos.
-¿Cuanto tiempo?- No sabía que otra cosa preguntar ante lo que había dicho la mujer. -No lo se la verdad, siento que hubieran sido años... Pero volviste y eso me alegra.- Una lágrima descendía por su mejilla mientras daba una pequeña sonrisa. -El niño, ¿Cómo esta?- El niño es lo que más preocupa en este momento, al fin y al cabo fue mi culpa que esto sucediera. -Esta bien, es tan fuerte como su padre.- Mi cara ante esas palabras debieron haber dicho lo sorprendido que estaba ante la respuesta, me asome por la ventana y el desierto, no había otra cosa que no fueran plantas rodadoras o pequeños cactus. ¿Yo soy el padre del niño?¿Es posible esto? Coloque una de mis manos en la ventana y lo que vi me sorprendió completamente, no eran mis manos. Tenían las cicatrices y marcas del paso del tiempo en alguien de unos 40 años, se veían más grandes y con muchas más venas marcadas. ¿Cómo es posible esto? Un hijo, el cuerpo de una persona de 40 años. La mujer me abrazo por la espalda interrumpiendo mis pensamientos -Te amó.- Mis ojos se exaltaron al escuchar esas palabras, nunca en mi jodida vida había escuchado eso por parte de una mujer.
-¿Puedes llevar al niño a su habitación?- Me preguntó en forma de orden, cambiando el tema completamente de un momento a otro, tome al niño con cuidado y subí las escaleras llegando a su cuarto entre y vi la habitación que yo hubiera querido de pequeño, libros de diversos buenos escritores en un librero, sobre unos estantes pequeños dinosaurios de juguete y en el suelo unos cuantos carros y una pista de carreras de juguete. Recoste al niño en su cama y me senté a su lado -Te amó hijo.- Acaricie su mejilla y di una pequeña sonrisa -Y yo a ti papa- La mujer entró a la habitación y mientras me dio un beso corto en los labios murmuro -Hora de volver al mundo real amor- Reaccione rápidamente a eso y voltee al escuchar un ruido en la ventana, era el viento, la ventana se abrió por si sola y el viento me atraía hacia el, no podía contra toda es fuerza. Pude oír como la mujer me decía -Nos vemos pronto- y el aire me arrastró hacía el mismo desierto.

Diario del soñadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora