Muñeca

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Repentina y larga
fue aquella noche,
en la que aquel ser
de cerámica y piel,
derramó sus lágrimas al crecer.

Repentina y larga
fue la desgracia,
de aquel que quiso soñar
y responder.

En la hazaña de vivir
lo que habría de suponer,
y aunque las cosas,
por muy cortas que sean,
derramó sangre y sudor,
para convertir aquello que
le atormentaba
en algo que le dé resplandor.

Viviente.
Fugaz.
Efímero.

Porque así pasaron las cosas,
tristes y sospechosas,
una vida sin vida,
que no se podía asimilar.

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