Capitulo 34

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Peter


Me desperté por los ronquidos de Nico, maldito bastardo. Medio dormido agarro una almohada y se la lanzo, no sirve de nada. Tomo el celular de la mesita y marco el número de Lali.



– ¿Hola? –me responde bostezando.



–Hola nena.



– ¿Qué quieres? –Me dice, Auch.



– ¿Aún estas enojada? –le pregunto con voz inocente.



– ¿Debería estarlo? –me responde con fingida ternura.



–Eh... ¿No?



– ¿No?



– ¿Sí? –pregunto inseguro.



–No estoy jugando –Me dice, yo sonrió.



– ¡No te enojes conmigo! Ese hijo de...



– ¡Peter!



–Ok, ok, lo siento.



–Nos vemos luego –me cuelga, quedo mirando mi móvil y lanzo un suspiro.



Me levanto y golpeo a Nico con la almohada que estaba en el suelo, este se queja pero sigue durmiendo. Miro a Agus el cual se despierta, nos miramos y luego miramos a Nico, lo vuelvo a mirar y el asiente. Una sonrisa maliciosa se posa en nuestros labios.



Agus se levanta y saca de su mochila una botella con agua, yo me pregunto ¿Qué mierda hacía con una botella de agua en su mochila? Ni idea, me acerco a Nico y le destapo la cara mientras Agus le tira el agua.



– ¡Mierda! –Grita del susto, le toma un momento darse cuenta que está pasando– ¡Hijos de puta, los mataré!



Agus se lanza al suelo riéndose, mientras yo me río hasta ahogarme con mi propia saliva.



– ¡Me las pagaran! –nos dice Nico para luego ponerse a reír con nosotros.




****




Luego de bañarnos y vestirnos, salimos, en el caso de Nico para buscar a la china, en mi caso para comer y en el de Agus, para joderme la vida un poco.



–Eres un maldito celoso –me dice, cuando le explico porque Lali está enojada conmigo.



–No, no lo soy –le digo por cuarta vez, seguimos caminando para buscar algún comedor o algo.



–Mierda, sí lo eres –me dice riendo– ¿Sabes sí su amiga morocha, flaquita está saliendo con alguien?



– ¿Cande? Eh...creo que sí ¿Por qué?


–Esta buena –me dice– Creo que será un buen polvo ¿No crees?

Yo me río y asiento.

–No está mal.

Unas chicas pasan riendo por nuestro lado, dándonos unas sonrisas coquetas. Agus les guiña un ojo.

–Eres un prostituto –le digo haciéndolo reír.

–Dime si no están buenas –me dice, yo me doy media vuelta para mirarlas y asiento, Agus carraspea.

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora