El partido (1)

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Estaba realmente cansado, había vuelto de un partido con mis amigos, habíamos jugado por horas en las canchas. A mi madre no le molestaba que fuera a jugar con ellos todos los días, hasta puedo asegurar que no le importaba donde estubiera su hijo 13 años, mientras ella pudiera descansar sin ser molestada. En fin... Solo somos ella y yo, no tengo hermanos, ni abuelos, ni papá. Así que mis amigos lo eran todo para mí. Ese día quedamos empatados 5-5 goles. Pensabamos dejarlo para el día siguiente, sería sabado, así que a cualquier hora estaba bien reunirnos. Me fuí a la cama sin cenar, estaba agotado.

Durante días sueño con alguien, un ser muy peculiar, jamás había visto algo así. Me sorprende que por las noches no pueda soñar con otra cosa que no sea con esa criatura. Pero no tengo miedo, al contrario; en mis sueños solemos hacer cosas juntos, jugar, comer helado, muchas cosas divertidas. Él simpre me habla de su hogar, un lugar único, divertido, y la mejor parte "SIN PADRES". A veces pensaba que solo era un sueño, una creación de mi mismo queriendo escapar de mi realidad, pero en ocasiones parecía ser todo lo contrario.

Por fín es de día, desayunaré cereal y me reuniré con los chicos para el partido, en ocaciones me imagino como todo un "profesional" Marcando gol tras gol. Y soy bueno, solo tengo que practicar un poco más. He llegado, todos están ahí Harry, el que toma asistencias ya había pronunciado mi nombre cuando llegué, realmente eramos muy aplicados en cuanto al futbol, y habíamos creado reglas tambien, así como castigos para quien no las cumpliera, y uno de esos era la impuntualidad...

-Entonces a correr como loco mi bro.- Dijo Harry, ese era mi castigo, correr más metros que los demás.

-Si- Contesté, que ironía ¿No? Justo la regla que yo inventé -jaja-.

Estabamos listos para el desempate, terminamos de calentar y cada quien tomó sus posiciones.

40 minutos duraría nuestro partido, todos lo acordamos el día anterior. Estabamos ya en el minuto 35 cuando me pasaron el balón, cada equipo había anotado dos goles, de nuevo era empate, esto podía decidirlo todo, mi gol. Estaba más concentrado que nunca cuando... Escuché mi nombre, esa voz se me hacía conocida así que giré mi cabeza y al hacerlo, lo ví. La figura de mi sueño, tan visible y real, me sorprendió, y al momento de golpear el balón, lo tiré mal. -¡Maldición! -Exclamé con enojo, lo había fallado. Era el minuto treinta y ocho, estabamos perdidos. Decidimos descansar y dejar el partido para el día siguiente. Muchos tenían ya que irse a casa y por tal motivo no pudimos desempatar el juego. Cuando miré hacia la cancha, la figura ya no estaba ahí. Era imposible. ¿Me estaba volviendo loco? ¿Era real? ¿O estaba soñando? No lo sabía, estaba confundido y enojado por haber perdido. Pero no dejaré que mis sueños se entromentan en mi realidad.

Peter  y los niños perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora