A Rainy Night -Yoonmin-

Capitulo 4... Yoonmin...

Huí. Literalmente eso hice. Huí casi tan rápido como mis pies me lo permitieron, al cuarto de baño.

Mi excusa, el botiquín de primeros auxilios.

Seguía sin creerlo ¿qué fue lo que hice? Dejé a un chico desconocido con heridas misteriosas sentado en el sofá de mi casa ¡Diablos! Apoyé mis manos en el lavabo blanco, con algo de frustración ¿Acaso fue un error? Suspiré pesadamente, esperaba que no.

Cerré entonces la puertecilla, que también funcionaba como espejo y me miré ¿Por qué estaba tan nervioso? Por favor, necesitaba tranquilizarme.

Me armé de valor segundos después, sosteniendo con firmeza los utensilios entre mis manos, regresaría a mi sala como si nada y ayudaría a ese chico convaleciente.

No te hará daño, seguro sufrió un accidente y no es alguna clase de criminal como ahora estás pensando... ¿Qué clase de criminal luciría así?...
—¿Cómo?, ¿Demasiado "lindo"?-
Oh, cállate.

Rodé los ojos cansado de mi molesto, entrometido y sabiondo subconsciente.

Regresé hasta la sala donde había dejado a aquel chico de cabello color menta, pero no lo encontré... ¿qué?

Miré casi inmediatamente cada lugar visible desde ahí, con el corazón un tanto acelerado... ¿Se fue? ¿Se esconde? Seguro lo asusté y se ha ido.

Por suerte, no lo hizo. Seguía dentro, cerca de la salida, colocándose la sudadera nuevamente.

— ¿Te... irás?... —cuestioné cuidadosamente, esperando que mi tono preocupado y ciertamente desilusionado no se escuchara o se hiciese notar. Él se encogió de hombros con simpleza.

—Creo que es mejor que me vaya... —se colocó la húmeda gorra de béisbol para después también la capucha—. Gracias por todo. Lamento las molestias que te causé.

Sostuvo la perilla y mis pies se movieron inercialmente unos centímetros con ansiedad.

Se estaba yendo... y pensé que ya había hecho bastante con traerlo a mi casa para que él simplemente se fuera.

No pensé jamás en ese factor, en esa variable.

— ¡Espera! —me escuché deteniéndolo—. No puedes irte así... —¿por qué hablas?— S-si, si te dejo ir ahora, el remordimiento no me dejará ¿dormir?... —dije precipitadamente, arrepintiéndome enseguida.

No debí decirlo en voz alta, no debí decirlo en voz alta...

Y la comisura de su labio se curvó ligeramente hacia arriba.