Capítulo 19

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Capítulo 19

15:00

Zidane pone su mano sobre el tronco de un árbol y camina alrededor del árbol varias veces, debido a la ansiedad que lo consume, mientras espera allí la llegada de Amarilis. Por un instante él mira hacia el suelo y piensa que ella no vendrá a su encuentro.

Exactamente un segundo más tarde, se escucha que alguien se acerca y cuando mira por encima del hombro derecho, ve a la muchacha que camina con las manos sobre los troncos de los árboles.

El joven corre hacia la chica y la abraza con fuerza. Amarilis descansa su cabeza sobre su pecho y su delicada mano se mueve a la espalda del chico. Ella siente miedo de perderlo y él también siente lo mismo, mientras que él huele el pelo largo y negro de la chica.

Pero ambos permanecen en silencio durante algún tiempo y sólo sus cuerpos se comunican entre sí a través de su piel, su calidez y sus manos.

-Si pudiera, me gustaría pasar toda mi vida de esta manera contigo. - Él dice, presionándole cada vez más en sus brazos.

Amarilis permanece en silencio y pasa sus manos suavemente sobre la espalda rojiza del muchacho.

Sobre el terreno inmenso que se cubre con hojas secas, se acuestan, ambos están uno al lado del otro y sus manos están unidas. Al mismo tiempo que sus miradas están mirando el cielo por encima de ellos.

-Soy capaz de verte. - Amarilis confiesa y sus dedos tocan los dedos de Zidane.

El muchacho se gira de lado y se mueve sobre su cuerpo mirándola a los ojos, a pesar de que son totalmente ciegos.

-Wow! ¿Cómo me ves? -Le dice tocando su frente con la suya.

Ella se encoge de hombros un escalofrío recorre su cuerpo.

-Tu piel es rojiza, tu cabello es negro y tus ojos son oscuros.

-Yo soy exactamente como me describes. - el muchacho confiesa. Entonces su boca se mueve más abajo y se unifica a los labios vírgenes de la muchacha. Y Amarilis, a pesar de que es ciega, cierra los ojos para sentir claramente sus labios contra los de ella. Y su cuerpo recibe una ola de calor, miedo, temor y deseo.

Una de las manos de Zidane pasa ligeramente sobre el hombro de la virgen y sus dedos se detienen sobre el pecho ventajoso y exuberante de belleza. Su deseo por ella se amplifica en su intento de poseerla por completo.

Sus labios se separan de los labios de ella y dice con su aliento pesado. -Creo que es mejor que nos detengamos aquí. No quiero asustarte.

El muchacho se vuelve de lado y se sienta en el suelo. Sus manos se inclinan sobre el terreno. Él echa la cabeza hacia atrás y la nuca alcanza parte de su espalda. Amarilis permanece en el suelo con sus propias manos tocando sus pechos y sus pensamientos recuerdan nuevamente las sensaciones del beso que había terminado. Ella también piensa para sí misma que iba a morir sin conocer el verdadero sabor de un beso, pero Zidane llegó a su vida a tiempo y él le dio esa experiencia fabulosa.

-Es tarde. - Zidane dice al mismo tiempo que mira el cielo ceniciento.-Tienes que regresar a tu pueblo.

-Deja que me quede un poco más.

-No, Amarilis, pienso en tu seguridad.

El chico se pone de pie a toda prisa y lleva las manos a la cintura de Amarilis y tira de ella hacia arriba, y otra vez sus rostros están tan cerca.

Ella pasa sus manos por la cara y le pregunta: -¿Vamos a vernos otra vez?

Él mira a ambos lados, como si estuviera siendo perseguido y la mira a la cara y responde con cautela. -No lo sé.

Ella lo abraza fuertemente. -Te necesito.

-Es todo un riesgo. - murmura echando la cabeza hacia atrás.

-Te necesito a mi lado.

-Por favor, Amarilis no insistas. Es por tu propio bien.

-Mi proprio bien no es vivir lejos de ti.

-¡Vete, antes de que llegue la noche! - ordena y quita los brazos de su cintura.

Amarilis se ve perdida y confundida y luego Zidane aferra su delicado rostro con las manos y le confiesa: -Yo nunca me perdonaría si algo terrible te sucediera a ti.

Él la besa de nuevo en sus labios, un beso de despedida que pausa por un instante en el que no tienen tiempo para mover la lengua.

Entonces, Amarilis recibe otro beso en la frente y su mano se separa con lentitud, la chica ciega regresa a su casa, siguiendo el mismo camino que ella utilizó para llegar al encuentro de su amor.

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La Marca del Lobo NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora