cap 2 la desaparición

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Dos hermosos caballos habían caído; una pataleava en la corriente, en tanto el otro gemia de dolor, tendido en el pasto. Cubierto de fango, uno de losnjinetes salía del agua; el otro jinete yacía inmóvil.

~~Se desnucó ~~ dijo mi madre.
~~Y merecido lo tiene ~~agregó un Potro.

Yo pensé lo mismo pero mi madre disintió:
~~Pues, no, no deben decir eso ~~nos reprendió~~. Aunque .... Yo sea una yegua vieja, y he visto y oído muchas cosas, Núm pude explicarme por que a los hombres les apasiona tantl este deporte. Con frecuencia se lastiman, arruina excelentes caballos y destrozan campos; y todo a cambio de una liebre, un zorro o un venado que podrán obtener con mayor facilidad de otra manera. Pero no somos más que caballos y no entendemos...

En tanto mi madre decía esto, nosotros mirábamos a nuestro alrededor. Varios de los jinetes habian acudido junto al joven, pero mi amo, que observaba los susesos, fue el primero en levantarlo. Le colgaba la cabeza, y le perdían los brazos, todos se mostraban muy serios.
Ya no se oían ruidos; los mismos perros guardaban silencio, como si supieran que algo grave pasaba. Condujeron al caído a la casa de mi amo. Me enteré más tarde que era George Gordon, único hijo del señor Gordon; un gallardo joven, orgullo de su familia.

Los demás partieron en todas direcciones: en busca del doctor, del veterinario, y sin duda, del caballero Gordon; para comunicarle lo sucedido a su hijo.

Poco después llegó eñ señor Bond, el veterminarlo, para examinar al caballo negro que gemía, tendido en el pasto. Después de palparlo por todas partes, meneo la cabeza: el caballo tenía una pata rota. Alguien corrió a casa del amo en busca de una jeringa. Minutos más tarde el caballo estaba dormido, dprmido para siempre.

Muy apenada, madre dijo conoser desde hacía años a ese caballo, se llamaba Rob Roy; un caballo bueno, audaz, sin vicio alguno. Después de esto, no quiso acercarse nunca más a esa parte del campo.

No muchos días después, oímos que la campana de la Iglesia doblaba largo rato, y al mirar por sobre el almbrado q separaba los campos y corrales de mi amo, vimos un extraño carruaje, largo y negro, cubierto de tela negra y tirado por negros caballos. Tras eso llegó otro, y otro, y más, todos negros. Entre tanto, la campana sonaba sin césar, mientras el joven Gordon era conducido a la Iglesia, para sepultarlo. En cuanto a lo que hicieron con Rob Roy, lo ignoro, pero todo fue a causa de una liebrecita.

Azabache (Detenida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora