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Los días pasaron demasiado lentos pero a la vez demasiado rápidos. No hubo ni un solo día en el que no me acordara de ella, incluso cuando no quería o cuando estaba borracho. Todas las mujeres a las que tomaba me recordaban a ella. Ese cabello castaño oscuro y esos ojos chocolates no dejaban de atormentarme. En la empresa en la que trabajaba, mis compañeros pensaron que tenía un trauma de algo que me había sucedido. Ya sabéis como es la gente; se inventan de lo que no tienen. Estaba con mi amigo Javi en mi apartamento, el cual compartía con él porque no tenía donde caerse muerto.

- Hermano tienes que olvidarlo ya. ¡Es una chica a la que solo has visto una vez, joder! Si te la hubieses follado entendería tu drama, porque hay tías que no veas como se mueven...

- Es que yo tampoco entiendo porque me siento así. - dije y me senté en el sofá para luego cogerme la cabeza con las manos.

- Yo creo que es porque no le pediste el número y te atormenta saber que eres un gilipollas. - lo miré mal. El se sentó a mi lado y me golpeó en la nuca. - ¡Espabila tío! Hay muchos peces en el mar para estar preocupado por una niña con antifaz.

- Me llevas diciendo eso mismo dos semanas y aún sigo igual. No tengo ganas de ir a trabajar mañana.

- ¿Y te crees que yo sí? Tu padre nos matará como no vayamos. Aunque tú, al ser el hijo del jefazo, podrías decirle lo que te está pasando. Seguro que nos da el día libre. - se levantó a coger el teléfono que tenía en la cocina. Lo trajo y tecleó el número de mi padre para luego pasármelo.

- Aún no entiendo porque sigo haciéndote caso... - bufé y cogí el teléfono.

- Al habla Cooper.

- Hola Cooper soy Kian, ¿está mi padre por ahí?

- ¡Anda! Hola Kian, , ahora mismo se pone al teléfono.

- Gracias. - miré a Javi que estaba pidiendo pizza.

- Hola Kian.

- Papá... Oye quería comentarte si mañana nos podías dar el día libre a Javi y a mí.

- ¿Puedo saber el motivo?

- Es que... No nos encontramos nada bien. - Javi se giró y me miro con cara de ¿pero qué mierda está diciendo este tío?- Tenemos una fiebre horrible y mucha tos, ¿verdad Javi?

- S-si si, estamos fatal. - fingió una tos muy poco convincente. Desde luego mi amigo no servía para actor.

- Ajam... Si, la verdad es que se nota muchísimo que estáis malos. - Javi, al escucharlo, comenzó a hacer un baile de victoria que provocó que me saliera una sonora risa. El tonto no sabía que lo decía con ironía. Y ahí fue cuando la cagué. - Mirad, vamos a hacer una cosa. Como estáis tan malos, mañana en vez de venir a las 7:00 podéis venir a las 7:01, ¿vale chicos? Venga, que os mejoreis. - y colgó. Bufé y Javi se tiro al sofá.

- No nos a creído, ¿verdad?

- ¿Enserio me estás preguntando eso? - reímos.

Nos pasamos toda la tarde haciendo zapping y comiendo pizza, hasta que, al rededor de las nueve de la noche, Cooper, ayudante de mi padre en la empresa, llamó a Javi diciéndole que tenía que viajar esa misma noche debido a un negocio pendiente con los japoneses y que a las 21:30 pasaría a recogerlo para llevarlo al aeropuerto.

Tú.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora