Joe Mortary era la chica codiciada por todo el colegio. Pero era mala, es mala y dice que siempre lo seguirá siendo.
Es la típica historia tropical de una chica mala que cae por alguien igual o peor que ella.
Pero hay cosas que no se pueden decir...
Si me hubieran dicho que hoy me hubiese tocado ver una persona desagradable, los mandaba a la mierda primero.
Siete horas antes:
Tenía un brazo por mi cintura a la hora de levantarme. ¿De quién era? Demonios, ni yo sé de quién. Fruncí intentando recordar que yo hice en la velada de ayer... y con quién.
Espera... si yo ayer no salí.
Me entró un ataque de pánico al no saber com quien compartía mi cama. Agarré un bate de béisbol que estaba debajo de mi cama. Era de plástico, pero nadie decía que no podría doler.
Me senté en mis piernas mirando al individuo que se encontraba durmiendo tranquilamente.
-¡MUERE MUERE MUERE!- le di con el bate múltiples ocasiones, no ocasionando ningún daño, pero más bien un gruñido y gritos.
-¡¿Que demonios te pasa Joe?!- el tipo se tapaba con las manos mientras le daba repetidamente todavía.
Espera... sabe mi nombre. Y esa voz yo la conozco...
-¿Lucas?- paré de darle con el bate.
-¡No imbécil, tu maldita hada madrina!- salté encima de Lucas y lo abracé. -¡Hola Lucas!- bufó molesto, pero puso sus brazos al rededor de mí. -¿Por qué demonios me andabas dando como pandereta de aleluya? ¡Yo siento también! ¡Porque sea gay y me gusten los pipís no significa que puedas entrarme a palos!- rodé los ojos. -¡No sabía quién era! ¿¡Y si eras un mendigo de la calle que por equivocación y por un alto contenido de alcohol en mi sangre hubiera yo metido a mi cama?!- Lucas me miró con una cara de "perra en serio". -Tssk, tu fuiste quien me llamó para que viniera a quedarme contigo.- lo miré confundida. -¿De verdad?- asintió y me soltó.
-Lo sueles hacer cuando te sientes sola- me miró a los ojos, pidiendo una explicación. Lo cual yo solo me encogí de hombros e ignoré. -Por cierto, el sexy profe te envió un texto diciendo que venía por ti a las once y son las diez ahora.- miré el reloj, y efectivamente, eran las diez.
-¡Mierda!- salí despavorida de la cama sin antes mirar a Lucas -¿Podrías escogerme algo que diga "soy mayor, estoy bien sexy y classic"?- Lucas se levantó y se dirigió a mi armario. Eso sería un sí entonces. Corrí al baño y prendí la ducha. No me iba a lavar el cabello, tendría que ponerme la peluca negra.
Me bañé en tan solo diez minutos, salí en toalla sin importar que Lucas estuviera allí. Total, nada de lo que tengo le gusta. Excepto tus maquillajes, ropa y zapatos. Claro. Mi baño estaba adjunto a mi cuarto, lo cual era más conveniente. Al salir del baño el conjunto que Lucas había escogido estaba en mi cama. Y Lucas estaba allí sentado justo al lado, escribiendo en su celular con rapidez.
Dejé la toalla caer mientras buscaba mi ropa interior. Opté por la combinación de lencería negra, ya que era una de mis favoritas. Lucas todavía seguía en su teléfono.
Lucas había escogido un suéter de cuello de tortuga, con mangas largas y una falda negra con un escote en el lado derecho. Me encantaba, y me reflejaba.
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