"M" - Rubelangel -

Mi Muñeco de porcelana

-No ehtá.

Dije al verme completamente solo en la casa, me toque la mejilla con la palma de la mano y caí rendido al piso por lo bien y mal que me solía jugar la mente en situaciones como estas, no fue hasta que sentí un roce a una temperatura fría en mi mejilla, y otra sensación en mi cuero cabelludo haciéndolo agitar.

-Hasta pronto.

Me dijo en un susurro una voz que pude sentir al lado, pero cuando me giré rápidamente para saber que fue y poder detenerlo no había nadie, sólo se podía divisar al otro lado de la habitación a Wilson mirándome confundido, probablemente confundido por mi absurdo comportamiento y también por lo que acababa de pasar; hace unos minutos Wilson estaba completamente inquieto y atemorizado por lo que fuera que había llegado a mi habitación, pero ahora parece ser el gato más normal de el mundo a quien acababa de despertar de un profundo sueño de lo que podría haberse tratado de comida y ratones.

Me tallé la frente con frustración a volví en dirección a mi cama para recostarme de nuevo, en cierto modo, "eso" me tranquilizó al punto de cerrar los ojos y relajarme para por fin poder dormir y pegar las pestañas hacia un profundo sueño, una parte de mi estaba feliz de que aquello que había pasado hubiera acabado.

*******

El sonido de mi móvil vibrando a mi lado me hizo despertar pegando un ligero salto, al estar aún adormilado y con la vista borrosa, intente buscar junto a mi mis anteojos y mi móvil para poder usarlos al unísono, al encontrarlos, me coloque las gafas de forma torpe mientras mis ojos intentaban adaptarse a la luz ficticia de la pantalla del móvil, me estaban llamando, por lo que decidí contestar con pesar, por supuesto, me acababa de despertar, aún no descubría si me había levantado con la pierna izquierda o la derecha, no desearía ser la persona quien llamaba en ese momento.

-¿Hola?
Pregunté algo molesto y con la voz bastante ronca, no me gustaba que me escucharan así sabiendo que acabo de despertar, pero no hay de otra.

-Mangel, tío, ¿Te acabas de levantar?
Me preguntó en un tono burlón, estoy seguro de que se está riendo por dentro, si supiera lo que me pasó anoche no estaría de la misma manera...

-Si, ¿qué pasa?
Le pregunté esta vez más despierto, me interesaba saber que era lo que necesitaba como para que me despertara de mi sueño por fin conciliado.

-Ven a mi casa, que estamos Cheeto, Elvisa y yo, hace tiempo que no te vemos y todos aquí te extrañamos.
Me respondió algo entusiasmado, después de todo ya los había dejado muy abandonados desde hace un tiempo con el tema de Rubius, sin pensármelo dos veces acepté.

-Me parece buena la idea.
Le contesté con una sonrisa aunque no la pudiera ver, más temprano que tarde colgué el móvil para aproximarme a arreglarme; conociendo a Alex, quería que fuéramos a su casa, desde que Ruben se fue, el se ha centrado más en su canal, y ahora sube todo tipo de contenidos, no sólo juegos, y a los espectadores les encanta en serio lo que hace, el canal de Ruben quedó inactivo, pero sus vídeos siguen teniendo miles y miles de visitas sin importar que el ya no esté.

Salí de mi casa para aproximarme a llegar, pedí un taxi para no gastar tanto tiempo caminando, el camino se me hizo largo, de una manera poco normal, todo iba tranquilo, pero a tan sólo una calle de llegar al hogar de mi amigo, divisé una silueta por fuera del auto que a la vez se difuminaba gracias a la espesa lluvia que caía y el frío que hacía, la figura se me hacía conocida, pero antes de poderla ver mejor, el vidrio se empañó por completo debido a mi respiración, cuando intenté limpiarlo, esa figura ya no estaba, era una figura alta y delgada que podía jurar que me veía desde lejos, poseía una bufanda que le tapaba mitad del rostro y una sombrilla en la mano, el recuerdo de anoche me invadió la mente, pero intenté borrarlo una vez más girando mi cabeza de un lado a otro, en cuanto acabé de mi acto de circo, el taxista me indicó que habíamos llegado, y si, efectivamente el auto ya se había parado, le pagué y guarde el cambio en mi bolsillo para salir por fin del auto y caminar hacia el departamento, iba con la mirada baja, cuando una mirada atrajo mi atención involuntariamente, giré mi cabeza a la derecha tan sólo para notar a la misma figura mirándome desde el final de la calle, pero en cuanto se dio cuenta que le miraba, se volteó y comenzó a caminar al lado contrario; mi piel se erizó por completo, no me animaba ni a seguir a la persona para saber quien era, y aún más a mi favor, debido a la lluvia y el frío, la niebla cubría a todo Madrid, decidí ignorar el hecho y mejor adentrarme ya al hogar en donde había sido antes invitado.