Prólogo

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–­­Necesitamos otra patrulla –irrumpió en la habitación como un torbellino.

Salvador que andaba ojeando algunos papeles, miró a la nueva jefa de logística por encima de las gafas.

–¿Qué quieres decir?

–Una nueva patrulla. Amelia, Julián y Alonso están completamente desbordados. No podemos hacernos cargo personalmente, por lo que deberíais reclutar nuevos agentes.

Salvador Martí se colocó al lado de su compañera.

–No creo que sea necesario.

–Créame, lo es, señor Martí –interrumpió de nuevo ella, que tras haber llegado al Ministerio no había parado de dar problemas–. Nuevos agentes. Solamente... Tres. Lo justo para poder trabajar con mayor facilidad, señor.

El subsecretario valoró instantáneamente en su cabeza la sugerencia.

–¿Se lo ha consultado a Ernesto? –dijo, intentando poner obstáculos en el camino de la nueva jefa de logística. Tras la marcha de Irene, el ambiente entre él y su nueva compañera estaba algo tenso. Con Irene tenía más confianza, era alguien con quien se podía negociar. Pero con ésta, no. Era imposible llegar a un acuerdo considerablemente justo. Al fin y al cabo, Irene necesitaba unas vacaciones indefinidas después de lo que pasó. Tendría que acostumbrarse.

–Se lo consulté hace unos minutos –contestó victoriosa–. Ha accedido y compartimos la misma opinión. Sólo hace falta saber su decisión.

–Lo pensaré, quédese tranquila.

Salió del despacho y Salvador se volvió a sentar.

–Angustias –la llamó por el interfono–, pásame los informes de los posibles nuevos agentes, por favor.

–Enseguida –respondió ella con su voz dulce.

–Más vale que Susana no se entere de todo esto... –suspiró.

Una Historia Paralela - MdTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora