Capítulo 1 - Otro día más

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Cada día era igual al otro, desde mi perspectiva, tal vez no era así, pero lo sentía de esa manera. Empecé a hacer lo que cada persona, hace en esa edad "Que voy a hacer con mi vida, de que voy a vivir", traté de seguir adelante con lo que creía o me sentía más a gusto, tomando una decisión a la ligera respecto a mi futuro. Pero siendo sincera estaba a años luz de lograr lo que quería, incluso a los 50 años no lo sabemos. Tal vez es la naturaleza del ser humano, estar en constante cambio. La vida son "etapas" una más felices, otras no tanto.

Pero aquí estaba yo, aburrida, estaba feliz, pero con esa sensación de "algo falta y aún no lo conozco".

Los días pasaron, seguía cada paso de la vida que es cumplir, cumplir y seguir realizando los deberes, que algunas veces realizamos con alegría y otros nos hostigan hasta lograr asfixiarnos.

Yo junto con mi mejor amiga y amigo, disfrutábamos de cada plan que nos ofrecía la noche o el día. En esos momentos de escape que nos ofrece la vida. Para eso son los amigos, aquellos seres con los cuales puedes ser tú mismo sin importar "El que dirán o el que pensarán".

Mi mejor amigo es Andrés, con él, estoy todo el tiempo. Por la sencilla razón de que es mi amigo de la infancia, un día llegó un carro a la finca de los vecinos de donde pasaba yo los fines de semana, y un pequeño bajó; pero jamás olvidé, lo primero que hizo como cualquier niño, con ansias de explorar fue averiguar que lo rodeaba y ahí encontró mis ojos, con una calidez. Yo una niña tímida, no supe que decir, así que él fue el que se encargó de llevar la presentación, solo tenía 5 años, éramos de la misma edad. Me contó sobre sus carros de colección, los instrumentos de su padre y su amor por la música, ya que su padre es músico. Yo escuchaba atentamente cada melodía que salía de ese piano, pero lo mágico. No era el instrumento, eran sus dedos y su cálida mirada de cortesía.

Pero cuando creces, todo cambia, y empecé a notar de su parte, una mirada completamente distinta y le tenía pavor a esa mirada. Porque no era la mirada cortés, era algo más profundo, pero creó que no se atreve a decirlo o simplemente tiene el mismo miedo que yo. Cambiar lo que somos 'ahora', nuestra amistad, que juramos desde niños proteger y defender a muerte (por exagerado que suene).

Así que mantuvimos esa línea de la amistad intacta, agradecía por ello, por que de por sí, es mi único amigo, como un hermano. Por eso cuando nos graduamos, él dejo su pueblo natal, empezamos cada uno nuestro camino en la universidad. El se fue por la música, y yo diseño Gráfico, decidimos compartir el mismo espacio, la lavadora, y la cocina.

Un día como pensé que sería cualquier otro, cambió drásticamente.

El estaba, practicando su piano, yo realizando el diseño de mi afiche, para la entrega final de mi semestre. Cuando el teléfono sonó.

— Hola contestó él Siguió un largo silencio y vi, como, se apagaba su mirada. Al fin me vio a los ojos.

—Cami...Mi padre murió solo pude correr a abrazarlo, y nos quedamos ahí, no sé cuanto tiempo.

Porque en momentos de pérdida, el tiempo es lo de menos, al fin volvimos al presente.

—Tengo que volver a la casa de mis padres, tengo que estar con mi madre y mis hermanos.

—Ohhh. Andy, yo... lo siento mucho no sé que decirte, no puedo imaginar por lo que estás pasando en este instante.

—Tranquila. Sé que estás conmigo siempre y eso vale mucho más para mí, me voy mañana en el primer bus que salga para el pueblo.

— ¿Quieres que vaya contigo?

—No, Cami, no lo tomes a mal, es solo que, bueno sabes que estoy con el semestre aplazado, en cambio, tú tienes en menos de dos semanas tú entrega final. Por más que deseo de tú compañía en estos momentos, no quiero que tú te atrases por mi culpa.

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⏰ Última actualización: Feb 09, 2016 ⏰

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