*Capitulo 2*

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Era la hora de la cena, en 5 minutos la hermosa voz de mi madre (notese el sarcasmo) inundara la casa con sus hermosos llamados, a mi. Mi padre nunca esta a la hora de la cena, siempre llega pasada la madrugada. Casi siempre estoy con mi madre, aunque es como si ella no esta. Salgo de mi habitación antes de que empiece a gritar y justo cuando estaba en el pie de la escalera, me grito desde la cocina.

-Kao, muévete!- rode los ojos y segui caminando en silencio.-¡Kao!.

-Que estoy aquí mujer!!-Le dije casi en un grito. Ella me mira mal. Rode los ojos y me dispuse a recoger los trastes para arreglar la mesa.

-Kao, ¿te ha bajado la regla en estos días?.-la miro confundida, pero luego recuerdo que tiene 1 mes que no me baja, y si no me llega este serán tres. Aparto la mirada y me encojo de hombro.

-No, tengo un retraso de dos días, es normal Gema. No siempre llega el dia que tiene que ser.

-No me llames por mi nombre.-me espeta y me lanza una mirada asesina.- Ese retraso es de un mes y dos días, queras decir, ¿no?-medio pregunta, medio afirma. No la miro ni contesto, solo me limito a asentir.-¿Aun eres virgen?- esa pregunta me llego de sorpresa, abrí unos ojos como platos y la mire.

-Claro que si.- mentí.- Es solo un retraso, ya me llegará.

-¿Segura?

-Que si, y deja de hacerte como que te preocupas que las dos sabemos muy bien que si fuera por ti yo estaría en un internado, no seas hipócrita, madre.-espete, remalcando la ultima palabra. Se quedo atónita.- Y no me mires asi, como sorprendida. Sabemos que es asi, y deja de actuar, mi padre no esta.

-Eres una malcriada, ¡como no querría meterte en un puto internado si te portas asi! Cualquier madre con uso de razón, te tendría desde que naciste en un internado, lejos. Muy lejos.- sonreí y le dedique una mirada asesina, me voltee y me aleje de la cocina. Me encerré en mi habitación dando un gran portazo.

Quería llorar, pero no lo hice. Preferí calmar mi dolor, mi impotencia, como siempre lo hago. Cortándome. Lo hice, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete veces. Luego me limpie y me metí en la bañera y me di una larga ducha, me lave el pelo y salí, dejando un rastro de agua tras de mí. Como siempre. Me puse mi pijama de carabelitas y abrí mi ventana. Me senté en el borde, me sobre salte al sentir que en la casa de al lado se encendió una luz, me olvidaba que había una habitación que daba con la mia. Mire con curiosidad, y la ventana se abrió. Me quede sorprendida. Era Elijah, me sonríe y se sienta en el borde igual, me tense a el instante que escuche su voz.

-Hola, Kao.- Oh no, no me has llamado asi. Lo tire una mirada asesina y me miro confundido.-¿Qué pasa?

-Pasa que me llamaste Kao, y yo odio que me digan asi. Asi que te pido que no lo vuelvas a hacer.-dije lo ultimo con una de mis mejores sonrisas falsas.

-Lo siento, no.. no sabia.-me dice, nervioso y lo miro.-Bueno, ¿Cómo estas Kaori?- me pregunta.

-Mal.-le digo y me paro de la ventana y estoy a punto de cerrarla cuando habla.

-¿Qué te pasa? No te vayas.-me pregunta, y medio ruega.

-Nada que te importe. Adios.- le digo seca y cortante. El se para y me mira medio furioso, medio confundido.

-Pues adiós. Uno queriendo hacer amigos, para que, para que le hablen como si uno es mierda. Solo quería ser tu amigo Kaori.-lo miro con una ceja levantada, lo miro mal y cierro la ventana. Me voy a la cama maldiciendo por lo bajo. Me acuesto, pero no me puedo dormir. En mi cabeza esta el capullo de Elijah, no dejo de pensar en el. Es muy lindo, y se ve muy sexy cuando se enoja. Oh Dios! Yo estoy pensando en eso. No, no, no. Elijah es un capullo, no pienses en el, o te ilusionaras, solo olvídalo Kaori. Olvidalo.

ENDEBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora