Taylor
Lo primero que hice mas entrar a casa fue ir hacia el cuarto de mi madre para ver como estaba. Mi madre había enfermado y eso era algo que a ninguna hija le gustaría presenciar de su madre.
Mi padre no venía hasta dentro de una semana del país donde se había hospedado por asuntos de trabajo, así que ahora era mi responsabilidad cuidar de mi madre.
—¿Como te encuentras?—pregunté una vez dentro. Me acerqué hasta su cama y me tumbé a su lado.
—Mucho mejor—sonrió débilmente —. Todo gracias a ti.
Sólo me dediqué a observarla detenídamente. Amaba a mi madre. Le tenía un cariño demasiado grande. A veces me daba miedo el pensar que algun día podría perderla, que ya no la volvería a ver.
Dolía ver a personas que no tenían la misma suerte de tener a sus padres, dándoles amor.
Entonces recordé a Kyle. Sus padres habían muerto. Quizas esa era la razón por el que actuaba así: frío, sin intenciones de hacer amistades, simplemente envuelto en su propia burbuja.
El negro es un color sin vida, como yo.
Aún recordaba esas palabras que me dijo cuando le pregunté cual era su color favorito. Una pregunta simple, una respuesta devastadora.
—¿En que piensas?—la voz dulce de mi madre me hico volver a la realidad.
—En muchas cosas—suspiré. Mi madre colocó su mano encima de la mía y comenzó a acariciarla.
—¿Algún chico en especial?—bromeó.
—¡No!—negué con la cabeza. Segundos después asentí con la cabeza dando por echó que si que había un chico —. Hay uno—bajé la mirada avergonzada —. Pero no se trata de ningún enamoramiento ni nada por el estilo —hablé rápidamente, antes de que a mi madre se le ocurriera inventar suposiciones falsas.
—¿Es aquel chico del el otro día, el que vino a recogerte?—preguntó, aunque sonó más a una afirmación.
—Si...-me raspé el brazo nerviosamente.
—¿Y que ocurre con él? —preguntó. Un destello de curiosidad pasó sobre su rostro.
—No se...es un chico muy extraño.
—¿En que sentido?
¿En que sentido? Ni yo misma lo sabía. Kyle era alguien con una actitud fría e indiferente que no le importaba nadie de su alrededor. Quizás fuera algo del pasado lo que le hiciera ser así. Puede que sea hipócrita pensar así de alguien al que apenas conocías, pero eso era lo que el transmitía en mi.
—Ni yo misma lo sé—me limité a contestar. Me levanté de su cama y caminé hacia la puerta de su habitación. Antes de cruzar la puerta formule mis ultimas palabras:
—Lo único que sé es que quiero descubrir mas sobre él.
(...)
Faltaba tan solo media hora. Media hora para la clase de literatura donde me tocaria exponer el trabajo junto a Kyle. Tenía las manos sudorosas de los nervios que me acataban, aunque en realidad no sabía porque me ponía asi.
Por ser algo timida no significaba que eso se pudiera interponer en algo tan simple como salir a la pizarra. Seguramente serían los nervios que siempre vienín antes de hacer una cosa.
El timbre sonó haciéndome sobresaltar por completo. Estaba tan concentrada en mis pensamientos que el sonido del timbre me había causada ese sobresaltar. Recogí mis cosas y fui hasta clase.
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KYLE ©
ActionEsos ojos culpables no pueden pertenecen a un monstruo, Kyle Obra registrada en SafeCreative Codigo: 1604027133773