El comienzo

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Vuelvo al pasado, cada que pienso en el futuro. Me miro en el espejo y sigo siendo esa niña de doce años.

Mi primer día de escuela secundaria. Sin entender por qué había tantos nervios, conocí a mucha gente y entre ellos a una persona muy especial. Los tres años pasaron muy rápido, sin embargo el que más voy a recordar fue el último.

Mi promedio era bueno, no tenía algún reporte, citatorio, o algo por el estilo, me puedo describir como una persona totalmente normal, la verdad no puedo explicar por qué en los últimos años me he sentido con baja autoestima, intento negarlo y hacerme la idea de que estoy loca, pero a veces siento que hasta una piedra tiene mejor carácter, estilo y entusiasmo que yo. En mi vida no existían fiestas, novios, ni si quiera había experimentado un primer beso y tal vez eso marcó la diferencia.

Escuchaba rumores sobre un chico llamado Daniel que hablaban sobre mí y fue totalmente extraño. Era algo nuevo que alguien pronunciara mi nombre de una forma tan dulce, me agradaba. Soy algo solitaria, así que él y yo no hablábamos a pesar de estar en el mismo grupo durante 2 años. Se empezó a acercar a mí preguntándome cosas triviales y yo no le prestaba atención, yo no quería un amor de secundaria, a pesar de tener catorce años definitivamente se me hacía muy tonto, ¿cuánto podría durar?, las parejas de mi edad en ese tiempo comenzaban en verano y terminaban en invierno después ya no se dirijan la palabra, ni siquiera una mirada, y los chicos presumían cuantas novias había en su lista, y las chicas cuantos regalos había en su bolso. Yo no necesitaba presumir nada, me sentía completa.

A Daniel puedo describirlo como el tipo de persona que no le interesan muchas cosas, que vive la vida por vivirla, no piensa el porqué y mucho menos el para qué de cada situación, le gusta el fútbol, la comida grasosa, es alto, moreno, atractivo para muchas chicas, cosa que hace aún más extraño el hecho que hable sobre mí. Esto parece la típica historia de la chica inteligente que se enamora, pero no es así.

Estaba el invierno y la tranquilidad asecha, se acerca la navidad, las vacaciones y las posadas es la tendencia en todas partes, ese año quise asistir, era el último en la secundaria, me empezaba a preguntar que hacía ahí, pero uno de los motivos eran los pocos amigos que tenía y que en menos de medio año ya no los vería, al menos con tanta frecuencia. A pesar de que es mi época favorita empezaba a sentir un vacío que no sabía como llenarlo, supongo que había una solución, pero en ese entonces no sabía cuál era.


Después de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora