Pasado

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Esta noche, estoy invitada a la casa de mi novio a cenar, para conocer a sus padres.

Los nervios se han adueñado de mis pensamientos durante toda la semana, hace tres años que estoy en una relación con él y aún no conozco a sus padres. Les hemos mantenido oculta nuestra relación a nuestros padres todos estos años, no tengo idea de por qué, solo lo hace más divertido el hecho de vernos a escondidas.

Hace un año, decidí contarle a mi madre. Ella lo mantuvo en secreto y no se lo contó ni a mi padre, de hecho, varias veces me ayudó a escapar de los castigos de mi padre para verme con él.

Quedó en pasarme a buscar a las nueve, son las siete y media, creo que debería comenzar a prepararme.

Me meto en la ducha y me pego un tibio y relajante baño, no faltó mi concierto como solista.

Al salir, me encuentro con una caja blanca y alargada sobre mi cama. Al mirar a mi alrededor, veo a mi madre observando un cuadro que está colgado sobre la pared, es el primer cuadro que pinté yo sola. Es todo colorido y está plagado de imperfecciones, pero ella siempre me ha dicho que cada pintor ve sus errores por que cada uno los ha cometido, pero que el que lo ve superficialmente no puede verlos, porque ignora todo lo que esa pintura esconde.

Claro que cuando me lo dice noto el doble sentido, hasta la persona más feliz del mundo esconde recuerdos oscuros y dolor.

-Má, qué es esto?

Lentamente, se gira hacia mí con una sonrisa maternal.

-Ábrelo.

Al abrirlo, me encuentro con un hermoso vestido celeste cielo que llega un poco más arriba de mis rodillas al apoyarlo sobre mi cuerpo.

-Es bellísimo. Gracias, mamá.- Le digo dejando el vestido sobre mi cama y corriendo para abrazar a mi madre.

-Al verlo, me llegó instantáneamente una imagen de ti usándolo y pensé en que tal vez sería una buena ocasión para regalártelo.

Al probármelo, me quedó perfecto, es perfecto.

-Te queda justo como lo imaginé.

Le regalo una sonrisa.

-De hecho es mucho más bonito que el que iba a usar esta noche, la tía Sam no sabe elegir vestidos, encima me lo regaló especialmente para esta ocasión apenas le conté. Ahora tengo una excusa.

-Lo sé, también pensé en en eso cuando lo estaba pagando.- Reímos juntas. La risa de mamá es como música para mis oídos, es melodiosa y dulce, puede alegrar hasta a la flor más triste.

How To Save A Whole LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora