Capitulo 5

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Me despierto un poco antes de lo normal. Recuerdo que tenía que hacer algo, pero no recuerdo el que.

Cuando me levanto de la cama, pasan unos minutos antes de que me haga, del todo, persona.

Voy a desayunar. Mientras me caliento la leche en el microondas me vibra el movil. Es un recordatorio. Me avisa de que tengo que ir a comprar los regalos y los adornos para la fiesta sorpresa de cumpleaños de los mellizos, que es mañana.

Me tomo el desayuno a la vez que veo la tele, lo cual es inusual. Voy a lavarme y, a continuación, elijo la ropa. Me cojo una coleta alta en el pelo y me la rizo.

Cuando me dispongo a salir por la puerta, mi movil comienza a sonar. Alba me esta llamando.

– Hola Cris.

– Buenos días Alba.

– ¿Puedes quedar esta mañana? – me pregunta, mientras cierro la puerta de mi casa.

– Esta mañana no va a poder ser. Tengo que ir a la ciudad a comprar unas cosas.

– Si quieres te puedo acompañar, así no vas sola – me dice amablemente.

– No hace falta, de verdad – me siento un poco mal al responderle.

– Bueno, vale. Hasta luego – me responde, pareciendo un poco molesta

Al terminar la frase, me cuelga. Espero que no se haya cabreada conmigo.

Llamo a Alex para que venga a ayudarme a elegir las cosas.

Me coge el teléfono a la primera y me dice que en diez minutos está en la parada del autobús.

Me dirijo hacia allí. Mientras espero a Alex, me pongo a leer mi libro favorito.

A los cinco minutos, llega Alex, antes de lo que me dijo. Pero, menos mal, porque el autobús llega al minuto de llegar él.

– Buenos días – le saludo al conductor.

– Buenos días – me responde el conductor junto a una pequeña sonrisa.

El autobús va completo, por lo que tenemos que ir de pie durante todo el trayecto.

– ¿Que tal ayer con Alba? – me pregunta Alex.

– Bastante bien, la verdad. Fuimos a tomar un helado y luego Alba se vino a mi casa a comer – respondo a la pregunta.

– Me alegro.

– ¿Y tu que tal? – le devolví la pregunta.

– Bien, bueno, mas o menos. Me aburrí un poco.

– ¿Y eso?

– Estuvimos todo el día jugando con la consola y, al final, se acaba haciendo un poco pesado – afirma.

– Mi madre nos preguntó por Miguel y por ti – le informo.

– ¿A si?¿Y que tal esta tu madre? Tengo ganas de ir a visitarla.

– Si. Esta bastante bien y me dijo que vayas a visitarla cuando quieras.

Alex sonríe durante unos instantes.

Cuando llegamos a la ciudad, entramos a varias tiendas.

Encontramos un conjunto de camiseta y pantalón corto con unas zapatillas de lona precioso. Optamos por comprárselo a Alba.

Para Miguel nos resulta algo mas difícil decantarnos por algo hasta que , al final, encontramos un bañador, una camiseta y unas chanclas. Decidimos cogérselo, ya que no encontramos muchas cosas mas que puedan gustarle.

Entramos a una tienda de electrónica y, ya que a Miguel le gusta tanto jugar a la consola, decidimos cogerle un videojuego nuevo que acaba de salir a la venta. A Alba le cogemos unos auriculares rosas, ya que a ella le gusta bastante escuchar música.

Solo nos faltaba comprar los adornos para la fiesta.

Entramos a una tienda en la que solo tenían artículos de fiesta y cogemos varias cosas para adornar. Por ejemplo, unos globos, unos platos de cumpleaños, y varias cosas mas.

Son las cuatro y cuarto de la tarde. Hemos perdido la noción del tiempo.

Nos vamos a comer a un restaurante de comida rápida y, entonces, Alex, me empieza a contar sus momentos mas divertidos en el instituto. Uno de ellos, según él, el mejor, dice que fue cuando unos compañeros de su clase le llenaron al profesor de biología, la silla de chincheta. Claro está que los expulsaron, pero asegura que fue uno de los mejores.

Cuando acabamos de comer, volvemos a la parada del autobús.

Esta vez tarda un poco mas. Durante la espera se forma un silencio un tanto incomodo. Menos mal que, al minuto, llega el bus.

Esta vez, paga Alex el transporte.

Conseguimos dos asientos juntos al principio de vehículo.

– Me lo he pasado muy bien contigo, Cris. Espero que se vuelva a repetir – me dice mientras me pongo roja.

Al momento, Alex, comienza a acercar su mano a al mía hasta que al final, ambas, se acaban uniendo.

Me empiezan a surgir mariposas en el estómago, las cuales, no desaparecen hasta que llegamos al pueblo.

– Bueno, Cris, hasta mañana. Me ha gustado estar contigo – dice Alex cariñosamente.

– Lo mismo digo – contesto mientras me vuelvo a poner roja.

Se despide con una gran sonrisa de oreja a oreja.

Cuando llego a mi casa me quedo durante unos instantes, apoyada sobre la puerta, pensando sobre lo ocurrido, porque, en ese instante, me he dado cuenta de que quería estar con Alex. Hace tiempo que lo conozco y siempre lo había querido mucho como amigo, pero, ahora, quiero ser mas que una amiga para él y creo que también siente, hacia mi, lo mismo que, ahora mismo, siento yo por él.

Me paso el resto de la tarde planeando la fiesta de los mellizos pero, al mismo tiempo, no puedo dejar de pensar en Alex. No se porque, pero no puedo.

Cuando me acuesto a dormir, es tan grande el cansancio que tengo que, al minuto, me quedo durmiendo.

Un camino hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora