Día 1

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Después de todo el fin de semana, solo se me pasan por la cabeza dos palabras- Tierra trágame- una y otra vez, hasta que mi ser vuelve a la realidad y me pone los pies sobre el suelo. Necesito, por lo menos, un día entero para descansar, hecho que se desintegró justo en el momento que mis amigos me convencieron para tomar un café en las afueras, que casualmente, queda cerca de mi casa. Me dispongo a ponerme una cazadora calentita y unos leguins negros como los que utilizo para hacer deporte, quiero sentirme lo más cómoda posible.
Tras avisar a mi madre de mis planes, salgo por la puerta trasera para llegar antes, y tomo rumbo hacia Alce, la cafetería donde solíamos quedar, tan ensimismada en mis pensamientos que ni la música que escucho con los cascos que me había regalado mi hermana, me distraía. Suena una de mis canciones favoritas de Alicia Keys, "If I ain' t got you", que aunque sea demasiado pastelosa para mi, adoro.
Piso fuerte el pavimento mojado, casi al ritmo de la canción, como en las tiendas de ropa, pero sin salpicar ni una gota. Entonces escucho un estruendo a mis espaldas, que supera los decibelios de mi reproductor. Cuando me giro, una ola, prácticamente llena de barro, me cubre desde el primer pelo de la cabeza hasta la punta de mis botas.-¡Joder!- exclamo furiosa, ahora tendré que dar media vuelta hasta casa para cambiarme, no podía presentarme con esas pintas, ni toda mojada, obviamente, sería como ponerme una etiqueta en la frente que dijese- ¡Adelante por favor, reíros de mí!-.
Pero cómo no, antes de bajar de la nube, algo roza mi hombro. Tengo los ojos tan embarrados que no veo un pimiento, me pican a rabiar.
Cuando separo el lodo de mi cara y miro hacia en frente no me da tiempo ni de articular palabra alguna.
-Lo siento, no era mi intención- mi polígrafo dice que mientes chico- ¡pero eh... estás sexy con todo ese barro encima!- si es que nunca falla.

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