Día 3

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Ya eran las siete de la tarde y la pereza me envolvió. El imprevisto de ayer hizo que no tuviera ganas de ir caminando nuevamente a Alce. Así pues preferí quedarme en casa, para que mentir, tirada en cama sin tocar un libro de estudio y escuchando música toda la tarde. Mi madre discutía hace rato conmigo para que ordenase la habitación, y para seguir diciendo la verdad, soy un desastre a lo que orden se refiere.
Mi madre es una persona muy puntillosa, obsesionada con la limpieza, la organización y el estudio. Y así me he pasado la vida entera, discutiendo con ella por los tres motivos. Aunque soy una buena estudiante, y no porque estudie excesivamente, sino gracias a la memoria que he tenido siempre. Si no fuera por esta grata cualidad a poco habría llegado en mi vida estudiosa - eres vaga como la chaqueta de un guardia- me repetía mi padre cada vez que me intentaban convencer para llevar a cabo mis obligaciones, y lo sé, que razón tiene. He acabado bachillerato en el instituto, y estoy estudiando una rama sanitaria, exactamente, laboratorio de diagnóstico clínico y biomédico, un ciclo superior para acceder a la universidad que me encanta en cada uno de sus aspectos. No soy una rata de laboratorio, pero si que me interesa la biología molecular y sus campos, me parece un módulo asombroso. Llevo ya dos años estudiando, y mis notas son sublimes por ahora. Espero que me siga yendo tan bien como hasta ahora.

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