Una buena historia siempre empieza con una mudanza. Un traslado a un lugar desconocido, algún país lejano. Gente desconocida. Chico conoce a chica, chica se enamora de chico, chico no le hace caso, chico conoce otra chica, chico se da cuenta de que quiere a la chica de antes. Asqueroso.
Dios sabe como, había conseguido que Paula, mi mejor amiga, me acompañase. Puede que sus notas y comportamiento influyeran también en la decisión de sus padres. Pillar a una hija única fumándose una cajetilla de tabaco delante del instituto mas caro y prestigioso del estado, no ayudaba mucho a su apariencia como familia respetable.
Todas las historias tienen a esa chica buena de papá, que deja toda su buena conducta en manos de un chico rebelde. Ya basta.
Yo no soy así. Viviendo en el barrio rico de la ciudad, ni yo ni mis amigas eramos unas pijas doblegadas ante la apariencia. Aunque quizás yo fuera la mas inocente de todas. Negándome a beber mas de la cuenta o a fumar un porro de vez en cuando. Pero mis padres me habían mandado aquí por saltarme un par de veces clase de gimnasia. El ser la buena del grupo me asegure de que iba a cambiar en cuanto mi madre me ingreso aquí.
Tal vez, que mis padres y los de Paula mantuvieran una amistad, nos había servido a ambas para que el correctivo a nuestra conducta fuera el mismo. Bueno, amistad, se define mejor como relación cordial con algunas risas snobs ocasionales y invitaciones a las fiestas privadas. Estoy segura de que si en algún momento estuvieran en apuros, ninguno saldría en su ayuda.
Paula apoyó su maleta con desgana en el camino de adoquines. "Vaya mierda" Sonreí ante su expresión. "Quizás eso que has dicho no les guste demasiado aquí querida" respondí con un marcado acento británico. Me devolvió la sonrisa y rodando nuestras maletas por el dicho camino Paula volvió a interrumpir el silencio. "La verdad, creo que lo peor de todo es el uniforme" tenia mucha razón. Lo había pensado durante el viaje. Habían sido dos horas agotadoras. "Ya, ir con faldita de colegiala y un jersei no es mi estilo".
Llegamos a la puerta principal, abierta. Observe a mi alrededor con curiosidad. Examinando cada columna, cada muro, cada acabado. Era muy bonito. Un hombre, seguramente alertado por nuestra ropa gastada y nuestros vaqueros rotos se dirigió hacia ambas con una sonrisa forzada. "Bienvenidas al internado Franca Malva, ustedes deben ser las nuevas estudiantes. Brooklin Reed y Paula Gago, me equivoco?" Reí para mi ante el formalismo, ya que había visto nuestros nombres junto a algunas fotos nuestras en la carpeta que llevaba en el brazo derecho. "Bien, esperad aquí un momento" No le echaba más de treinta y cinco años, aunque las arrugas de su frente le daban un aspecto veterano. Tenía unos rizos bien definidos, el pelo corto, tan solo cayendo unos centímetros, suficiente para admirar un peinado en el que seguro se había hecho rulos. Sus ojos verdes volvieron a nosotras. Puso dos llaves sobre la palma de mi mano y se retiró nuevamente envuelto en su traje azul exclusivo del internado.
Habitación 211 nos tomó unos minutos subir las maletas. Aunque sin demasiada dificultad ya que nos encontrábamos en una buena forma física.
Descansamos las maletas frente a la puerta de madera 211. Intruje la llave en la cerradura y tras intentarlo con todas mis fuerzas la puerta no se abrió. Las llaves no giraron más cuando Paula hizo su intento. Nunca había sido especialmente buena con las cerraduras.
Un chico moreno, alto salió del baño con un cepillo de dientes en la boca, el pelo moreno despeinado, cayendo sobre su frente goteando débilmente. Una toalla blanca colgada de su cuello y vestido con una camiseta granate y un pantalón que parecía de pijama de color negro. El joven posó su mirada en nosotras pudiendo fijarme en unos ojazos azules.
Sonrió divertido viendo como Paula intentaba en vano abrir la maldita puerta. "Joder" grito ella. Con otra gran sonrisa recién provocada en él por la palabra de Paula acababa de usar. Extendió su brazo y con un gesto firme la puerta cedió. Guiñó un ojo triunfante y entro en la puerta de en frente. "Parece que tenemos un pivon por vecino de pasillo" Soltó ella llevando su maleta al interior y tirandola sobre la cama de abajo. Con una sonora carcajada entre también cerrando la puerta tras de mi. Habitación 211 memorice.
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El Internado
RomansaSoy Brooklin Reed tengo 16 años. Esto no es mas que la típica historia perfecta. Dos chicos enamorados que superan todos sus problemas para alcanzar un felices para siempre. Como lo definiría yo? Surrealista En serio a alguien le ha pasado en su vid...