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A veces hablaban.

No gran cosa, era un "hola" o un gesto de saludo.

Si tenía suerte él le comentaba algo de una escena, o le preguntaba cómo había estado su día.

Pero ella deseaba más. Deseaba que le contara sus secretos, sus pasiones y que le preguntara las suyas.

Deseaba que él le amara desenfrenadamente, como ella hacía.

Se convencía de que no era posible, alguien tan inteligente y simpático nunca iba a quererla.

Pero en el fondo guardaba esperanzas, esperanzas de que él la amara.

Y así sucedió. 

¿Ya me olvidaste? (Historia corta Mericcup #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora