Rutina: parte 2.

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Ese mismo día salí de casa, llevé conmigo lo que tenía que llevar correspondiendo a mi trabajó, tomé el primer taxi que se detuvo y me dirigí a mi segunda casa, pero hablando laboralmente.
Me bajé del taxi, le pagué al señor el recorrido y me encamine hacía la entrada del lugar. Siempre al llegar me saludaba el primer guardia que protegía la entrada, muy educado por lo demás, entré inmediatamente a mi oficina esperando algo nuevo. En todo mi aburrimiento sonó mi celular con la canción "People are Strange" de la banda The Doors, me quede un momento escuchando la canción y tarareando hasta que decidí contestar la llamada.

_Bueno?..-contesto esa voz de cansancio casi matadora.
⇩📱 Al otro lado del móvil.
_ Vente de inmediato a la sala de entrevistas, tenemos un caso. -contesta y corta de inmediato.

_Viejo bastardo...¿Que harías sin mi eh? Que? Eh?! -dijo Amelie hablándole al celular como si estuviera con una persona, desde el otro lado el guardia la miraba levantando las cejas en una expresión de extrañeza-. Ah..ja..ja..Mi jefe..- ella añadió la sonrisa estúpida.

El jefe, mi jefe..Ah es un anciano bueno para mandar a quién se le crucé, se llama Sam, y ya casi alcanza los 72, es canoso, gordo y de un genio de mil demonios. Bueno, salí de mi oficina majestuosa para ir hacía esa sala con una mesa, dos sillas a cada lado y una ampolleta que apenas parpadea, ¿se imaginaron una película de accion? Bueno, así es realmente...Al llegar ví salir a mi jefe, y a mi esposo por otro lado, ellos me hicieron una seña para entrar a ver quién era, y eso hice...

_ Con permiso..-entró con curiosidad con la cabeza baja, al levantar la mirada pudo obversar a una chica de no más de 20 años, con una sudadera gris, pantalones anchos y un corte de cabello lleno de machetazos, sus brazos con unos tatuajes extraordinarios. No subía la mirada y el ambiente era amenazante.- Vamos al granó, me llamó Amelie y soy tu psicologa..

_ Me llamo Charlotte y no contaré nada y no ganaras nada de mi. -la mujer levantó lentamente la mirada desafiante, tapando su rostro con mechones de cabello que venían de su chasquilla.

Al mirarme sentí como mi piel se estremeció, mis ojos se envolvieron en los de ella y mi cuerpo tembló, no de miedo...de timidez...



Atracción sin remedios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora