Cap: 1 El sueño

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Las horas pasaban lentas, horas o minutos, ya había perdido la noción del tiempo desde la última vez que le había visto... sentado sobre su mullida cama con doseles, Kyungsoo se preguntaba por qué se sentía tan inquieto ¿acaso esperaba por algo? Eso era probable ¿pero por qué? Por su mente se pasearon unos hermosos ojos marrones que parecían brillar más de lo usual en cuanto le tenían a él mismo dentro de su campo visual, y sin darse cuenta, una sonrisa se dibujó sobre sus labios.

Se encontraba rodeado de lo que parecían ser sus sirvientes... un momento... ¿desde cuándo él tenía tantos sirvientes dentro de una habitación tan enorme y decorada de manera ostentosa en un estilo muy anticuado?

—Váyanse ―ordenó el joven, con voz firme y sin dubitación. La servidumbre ni siquiera se atrevía a mirarle; sin embargo una joven de mediana estatura se puso frente a él e hizo una reverencia, manteniendo su mirada fija en el pulcro suelo de madera.

―S-su alteza, su padre nos ha ordenado no dejarle solo nuevamente ―respondió la joven en un hilo de voz. Sabía que el temperamento de su joven amo era casi comparable al de su padre, en pocas palabras: terrible.

―Saben que no lo diré dos veces.

Aquello fue todo lo que necesitó decirse para que la fina habitación quedara vacía a excepción del dueño de ésta, quien sin perder mucho tiempo y de manera casi increíble, se las arregló para escabullirse entre guardias y servidumbre hasta llegar a su corcel, que lo esperaba atado al mismo árbol en donde lo dejaba pastar. Mipung le recibió dando un suave relinchido y comenzó a galopar a gran velocidad una vez su amo estuvo sobre su lomo.

La noche era fresca y lo único que se escuchaba además del galopar del caballo, era el viento colándose a través de las hojas de los árboles que danzaban al ritmo de éste. Se había hecho costumbre ir a verle en ese lugar todas las noches desde aquella vez en que habían decidido entablar una conversación más allá de los estrictamente necesario, ahora podían considerarse amigos tal vez, no estaba muy seguro... o a lo mejor si lo sabía pero se negaba a aceptarlo.

Mipung se detuvo con suavidad frente al enorme claro cerca al río de aquel bosque, lugar predestinado para los encuentros. Desde la distancia Kyungsoo logró divisar aquella silueta tan conocida para él, la cual se acercó lentamente para ayudarlo a bajar del caballo.

―Pensé que ya no vendría su alteza ―le saludó con una sonrisa que ocasionó que sus ojos tomaran la forma de medias lunas.

―Jamás llego tarde a mis compromisos y eso ya debería saberlo bien ―respondió Kyungsoo, tomándose un momento para contemplar al joven que tenía frente a él: cabello marrón, ojos a juego, labios gruesos y de apariencia suave y por supuesto a su atención no escapó la poca expuesta piel color canela que contrastaba con la suya, tan blanca como el brillo de la luna. No podía decir con exactitud desde cuándo había empezado a detallar de manera tan cuidadosa los rasgos del chico, el modo en que pequeñas arrugas aparecían en su nariz cuando sonreía o la forma en que sus ojos brillaban de manera inigualable, incluso había retenido su aroma dentro de su memoria como si a cada segundo estuviera a su lado.

― Entonces ¿cuándo será? ―preguntó el otro joven cuando ambos estuvieron sentados sobre un tronco hueco cerca de la orilla del río. Kyungsoo logró percibir cierto dejo de tristeza en el tono de voz de su acompañante.

―En dos semanas ―se limitó a responder el joven de pálida piel y oscuros cabellos.

―Su padre debe estar realmente orgulloso. Su alteza va a conocer pronto a su prometida, seguramente ha de ser hermosa e inteligente si es merecedora de pasar el resto de su vida a su lado―argumentó el de piel canela, con la mirada perdida en las aguas que corrían tranquilas, por lo que no notó el rubor que se presentó en las mejillas de Kyungsoo.

―Podría mentir y decir que he pensado mucho en ello; sin embargo he tratado de evitar que ese tema se pasee por mi mente... ―Kyungsoo cerró los ojos y tomó una gran bocanada de aire, jamás esperó sentir que unos labios se posaran sobre los suyos y le impidieran continuar hablando. En primer lugar no debía ser propio de él, haber escapado de casa y estar allí hablando con el otro joven, mucho menos lo era que sus dedos estuviesen entrelazados tras la nuca de su amigo mientras correspondía al inesperado beso.

Lo correcto hubiese sido apartarse quizá pero por el contrario el contacto se hacía cada vez más intenso, la temperatura de su cuerpo incrementaba de manera abismal y todo él pedía sentir más, experimentar más profundamente algo que a los ojos de cualquiera sería una completa aberración... poco a poco comenzó a sentir que la piel de su cuello era expuesta y que varios besos eran dejados sobre éste.

―De- detente por favor ―su voz salió agitada y vacilante de su boca.

―Sabe que no pienso hacerlo ―respondió el contrario en lo que pareció un suspiro y de ese modo las caricias continuaron, al igual que los besos, los roces, la sensación de la intimidad compartida y en especial, los cada vez más crecientes sentimientos...

Y justo en el momento en que ambos cuerpos carecían de prenda alguna, un extraño ruido llamó la atención de Kyungsoo, un ruido que le hizo regresar a la realidad. Despertó sobre su familiar cama en su familiar habitación, grande sí, pero no enorme ni decorada al estilo antiguo, era más bien minimalista. Silenció su despertador que descansaba sobre su mesa de noche y se obligó a abrir los ojos.

―No de nuevo... ―refunfuñó en medio de gruñidos.

Era la tercera vez esa semana que tenía el mismo sueño y esas mismas veces, había despertado con un problema creciente en su entrepierna, lo que en cierto modo le hacía sentirse avergonzado ¿Por qué soñar tanto y tan seguido con un chico al que no conocía más aún cuando se suponía que él no gustaba de los chicos? ¿Acaso eso podía ser normal?. Ya estaba harto de lo mismo y no sabía qué hacer al respecto pero ya se ocuparía luego. Se espabiló al ver que el reloj marcaba las seis de la mañana, se le hacía tarde para la escuela, de nuevo... y lo peor era que primero debía deshacerse de su problema en el baño. Corrió a encerrarse y darse una ducha rápida para luego desayunar algo ligero y huir a prisa en su automóvil (era suyo más al no tener edad legal para conducirlo era llevado por el chófer de su familia). Ese día comenzaba mal y Kyungsoo no tenía idea de la sorpresa que le esperaba después...


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Bien, ese es el primer capítulo, espero haya sido interesante o al menos comprensible. Sin más que decir, me despido.


El fantasma del amor (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora