Cap 30: La despedida y el reencuentro

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Tres días pasaron desde que Jongin hubo despertado y la felicidad continuaba a flor de piel; tanto así que nadie se preocupó por cuestionar cuál había sido la enfermedad del joven Kim, por supuesto solo Kyungsoo y So Eun sabían la verdad; sin embargo se encargarían de llevárselo a la tumba porque lo sucedido era tan difícil de creer y ellos no estaban tan locos como para revelarlo.

Las cosas transcurrían con normalidad (o eso era lo que la mayoría pensaba), entre los amigos quienes estaban preparándose ya para volver a la rutina de las clases, cosa que por supuesto no tenía muy felices a muchos de ellos, a excepción del pelirrojo y Junmyeon quienes si disfrutaban devanarse el cerebro; el resto de ellos se sentían conformes o simplemente resignados.

Ese día habían decidido ir al mismo parque a donde Jongin casi fue llevado a rastras aquella ocasión en la que Kyungsoo por fin le confesó al de piel canela que correspondía sus sentimientos. La verdad era que el mayor no comprendía del todo por qué su novio habría propuesto eso; sin embargo decidió no dar demasiada importancia al asunto y simplemente complacerlo, esa se estaba volviendo su costumbre desde que el otro había despertado. Hyo como siempre los acompañaba; ahora se aparecía con menos frecuencia puesto que alegaba estar perdiendo cada vez más fuerza. Su reencarnación se mostró preocupado ante esa situación pero no podía hacer nada al respecto.

—Supongo que te preguntarás qué hacemos aquí —comentó Jongin, dedicando una sonrisa al contrario una vez llegaron al claro en donde esa vez estaba ubicada la improvisada tarima. La respuesta de Kyungsoo fue un rápido asentimiento, no podía mentir, tenía curiosidad. El ex enigma sonrió más amplio—. Verás... apenas desperté no podía recordar nada pero justamente esa noche tuve una serie de sueños extraños y uno de ellos creo... —se detuvo un instante y luego se obligó a continuar—... creo que lo tuve antes de despertar ese día.

Las expresiones de Kyungsoo denotaban sorpresa y luego invitó a Jongin a continuar, sentía mucha curiosidad al respecto; su novio no tardó en complacerlo:

Estaba solo en una hermosa pradera, de esas que llegan hasta la cintura y tendría quizá unos 8 años; la brisa golpeaba su rostro y desordenaba su cabello, de alguna manera se sentía muy feliz. En algún punto intermedio entre un parpadeo y otro, los padres del chico aparecieron frente a él, sonriéndole... él sonrió también y después su madre le tendió su mano como si lo invitara a irse con ellos.

Sin duda estuvo muy dispuesto a tomar la mano de la joven pero justo cuando iba a hacerlo alguien llamó su nombre y al volverse, se encontró con el sonriente rostro de Kyungsoo, uno igualmente pequeño.

—No vayas —le pidió el niño cuyos cabellos negros también bailaban al ritmo del viento—. Tus padres están en el lugar que pertenecen; sin embargo todavía no puedes ir con ellos. Ven conmigo —igualmente tendió su mano.

—Dodo... —susurró Jongin con extrañeza, no comprendía bien lo que sucedía pero algo le decía que debía tomar una decisión.

—Ven con nosotros pequeño —escuchó una voz femenina venir tras él— es hora de que nuestra familia esté por fin completa.

Le hubiese resultado difícil describir lo que sintió cuando escuchó esa voz por primera vez. Quiso salir corriendo hacia su madre y dejar que la joven mujer lo estrechara entre sus brazos como él siempre lo había deseado. Su padre, Joonhyun quien se mantenía al lado de Hana, se veía justamente como su hijo lo recordaba y le dedicaba la cálida sonrisa que había heredado de su madre y que el propio Jongin poseía. Les había echado tanto de menos a los dos que en verdad deseaba ir con ellos a donde sea que fuera pero...

El fantasma del amor (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora